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Juan Bautista: el testigo

«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquél de quien yo dije: Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo». (Juan 1, 29-34)

Hoy el Evangelio nos invita a contemplar la manifestación de Jesús en el inicio de su vida pública a partir de la presentación que hace de Él Juan Bautista como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Por eso centrémonos en lo que significa este título con el cual también nosotros nos dirigimos al Señor varias veces en la celebración de la Eucaristía:

– En el himno del Gloria a Dios le decimos a Jesús: “Cordero de Dios, Hijo del Padre, tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros”.

– Después del Padre Nuestro volvemos a decir: “Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros”.

– E inmediatamente antes de la comunión, mostrando el Santísimo Sacramento, el sacerdote repite las palabras del Bautista: “Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados a la cena del Señor”.

1. Este es el cordero de Dios: la imagen del cordero, símbolo de mansedumbre y de la inocencia del justo -es decir, de quien vive y obra rectamente-, aparece en varios pasajes del Antiguo Testamento entre los cuales resalto tres: – El sacrificio de Abraham en el libro del Génesis, cuando le ofrece a Dios un cordero (Génesis 22, 12-13). – El cordero de la cena pascual que relata el libro del Éxodo como memorial de la liberación de los hebreos de la esclavitud y de su puesta en camino hacia la tierra prometida (Exodo 12, 2-11). – La profecía del “servidor de Yahvé” o “siervo del Señor”, descrito en el libro de Isaías “como cordero llevado al matadero” (Isaías 53, 1-12), un anuncio de lo que sería seis siglos después la Pasión de Cristo.

2. Que quita el pecado del mundo: la frase original en griego correspondiente al texto del Evangelio y que suele interpretarse como “que quita el pecado del mundo”, fue traducida al latín como “qui
tollit peccata mundi”. El verbo tollere, de donde proviene la palabra tolerancia, significa soportar, llevar sobre sí una carga, y por eso el sentido de quitar el pecado del mundo es el que nos muestra el texto profético antes mencionado: “el Señor cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores”.

3. Dichosos los invitados a la cena del Señor: tengamos presente la invitación que el Señor nos hace a participar en la cena pascual del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Se trata de una invitación a estar en comunión con Él, acogiéndolo en nuestra vida para que nos transforme a imagen suya, como transformó a los primeros discípulos que recibieron su Espíritu.

Al invocarlo como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dispongámonos con su ayuda a ser tolerantes: si Él llevó sobre sí nuestros pecados para salvarnos, nuestra comunión auténtica con Él debe llevarnos a realizar aquella obra de misericordia que consiste en “soportar con paciencia las debilidades y flaquezas de nuestros prójimos”.

Sugerencias al e-mail: elciast@hotmail.com