La Nación
La franja podrida 1 16 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La franja podrida

Piero Emmanuel Silva Arce

El 23 de enero de 2022 el afamado escritor William Ospina, autor del ensayo ¿Dónde está La franja amarilla? (1997), escribió una columna en donde declaraba que el único que puede salvar a Colombia se llama Rodolfo Hernández, el candidato presidencial que posa de independiente. Esto recuerda la defensa que Ospina, en febrero de 2012, hizo al actual prófugo de la justicia Luis Carlos Restrepo; al Alto Comisionado de Paz de Álvaro Uribe y uno de los artífices de las amañadas negociaciones de este gobierno con los grupos paramilitares lo calificó como un humanista de espíritu generoso.

La columna en defensa del político santandereano es pobre y plana; repite lo que dice el violento Rodolfo sin ningún tipo de análisis. William reivindica con su ídolo los valores patriarcales y autoritarios. El texto comienza diciendo algo que es cierto, pero no necesariamente positivo para el país: que Hernández sube como la espuma. Son muchos los líderes que gobernaron gracias a su alto caudal electoral y cometieron los crímenes más atroces; para no ir muy lejos está el ejemplo del expresidente Álvaro Uribe, arrollador en las urnas y famoso por las ejecuciones extrajudiciales cometidas durante su gobierno. Continúa el comunicado resaltando la impulsividad del candidato, tratando de disfrazar su personalidad dictatorial de valentía; después de algunas banalidades más, las mismas que expresa Rodolfo en los medios de comunicación, escribe que “es capaz sin cálculos de darle una bofetada con su propia mano al que le tiende una trampa” (Ospina, 2022). Defender la violencia de esta manera tan primaria solo permite entender que William Ospina, como muchos otros que posan de intelectuales, generalmente hacen presencia para arrodillarse ante el poder de turno. El mensaje es perverso porque concibe la política como un ejercicio llevado a cabo por individuos que actúan como héroes y la aleja aún más de su esencia: la comunidad, el encuentro ciudadano en torno a la palabra y a la deliberación para construir los rumbos de la nación.

La tesis de Ospina se sustenta sobre la idea de que hay unos que salvan a los otros (una lógica de amos y esclavos). Argumenta que la política tiene que ver con la búsqueda continua de un padre, generalmente violento, capaz de darle bofetadas, insultos y, por qué no, tiros a quienes se porten mal. La columna carece de un balance profundo sobre esta candidatura; se trata de un buen ejemplo de cómo no hacer análisis político serio e independiente. José Emilio Pacheco en su poema Moralidades legendarias describe a aquellos que, como William, se tienden servilmente ante cualquier magnánimo Cesar.