La Nación
La Guajira, entre la admiración y la tristeza 1 16 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La Guajira, entre la admiración y la tristeza

Eduardo Gutiérrez Arias

Estuve en el pasado diciembre visitando el departamento de La Guajira, tierra de sol, arena y viento. Este viaje me generó un sentimiento de admiración por las  grandes riquezas naturales y paisajísticas que allí existen pero también de tristeza por la gran miseria en que vive su población, en alto porcentaje perteneciente a la etnia Wayúu, asentada en todo el desierto guajiro, así como los Wiwua, los Koguí, los Arhuacos y los Kankuamo, ubicados más hacia el sur del departamento, especialmente en la estribación oriental de la Sierra Nevada. Los indígenas son cerca del 47% de la población guajira. De ese porcentaje el 44.5% son Wayúu y el 2,5% de las otras etnias.

Una parte significativa del desierto pertenece a los resguardos Wayúu, que sus comunidades han defendido con decisión y valor como su territorio ancestral, así como defienden sus tradiciones, su cultura y su idioma. Casi podríamos decir que el departamento es bilingüe, pues de una población de 900.000 habitantes, cerca de 400.000 son Wayúu y hablan su propia lengua, aunque también dominan el español. Lo lamentable es que el 85% de ellos son iletrados, no saben leer ni escribir y en tales circunstancias su penetración cultural al resto de habitantes del departamento es escaza. Por ejemplo, ellos son un pueblo con estructura matriarcal. El poder está en manos de las mujeres y el gobierno en cada comunidad lo dirige una matriarca.

Pero esto no ha contribuido a que la equidad de género en el departamento haya avanzado. A pesar de su tradición colectivista y solidaria (nunca han permitido que sus tierras hayan sido parceladas e individualizadas) el fenómeno de la politiquería, el clientelismo y la corrupción administrativa, en los gobiernos departamental y municipales, es aún peor que en otras regiones del país. Definitivamente elevar radicalmente los niveles educativos de toda la población es esencial para un mejor y más adecuado aprovechamiento de sus grandes recursos naturales, posiblemente no ya el carbón del Cerrejón por la obligación de salvar a la humidad de una catástrofe ambiental con el cambio climático, pero sí de sus posibilidad de reemplazar este carbón con la energía eólica y solar que le facilita el desierto guajiro. Pero también esa belleza exuberante de su paisaje y ese hermoso mar caribe que los circunda y lo convierte en uno de los mejores atractivos turísticos en el mundo. Allí podrá explotarse a plenitud, las ventajas de la cultura solidaria y la tradición matriarcal de los wayúu.