Germán Palomo García
Definitivamente, el “aislamiento inteligente y productivo” no lo será tanto a juzgar por lo que el propio gobierno ha dejado conocer. Según estos anticipos, de acuerdo con entrevista a la Vicepresidenta Martha Lucía Ramírez publicada por el diario El Tiempo el domingo pasado, los sectores que regresarían a trabajar bajo esta estrategia serían el transporte, la infraestructura, la construcción, la industria manufacturera, alimentos procesados, plásticos, agroindustria, petroquímicos, los productores de elementos de salud, el sector minero-energético y artículos de aseo. De entrada, diríamos que serán muchos los sectores que se reactivan pero, en verdad, parcialmente tendríamos que agregar. Por ejemplo, en las industrias manufactureras se limitará el número de trabajadores por turno para evitar los contagios además de exigir rigurosos protocolos de limpieza y cuidado personal que demandará más inversión a las empresas. En cuanto a estos turnos, los trabajadores tendrían que volver tres días después de haberlo tomado lo cual no tiene justificación desde el punto de vista productivo. En el sector transporte no será posible vender los tiquetes completos sino que se dejarían espacios vacíos entre pasajero y pasajero para prevenir contagios. ¿Esto obligaría a incrementar el valor de los tiquetes teniendo en cuenta que los costos operacionales de un vehículo exigen un mínimo para el punto de equilibrio?
Otro tema es el del teletrabajo que no cambiará en esta reapertura y, por el contrario, se invita a los empresarios a consolidarlo. Está comprobado que muchas empresas no operan a distancia. No es lo mismo entregar trabajo para hacer en casa que integrar esas tareas a las demás de la empresa para no afectar la productividad. En fin, vamos a esperar qué ocurrirá después del 26 de abril, el próximo domingo. Es posible que algunas empresas opten por no abrir sus establecimientos porque no podrán ni siquiera alcanzar punto de equilibrio que en crisis es el objetivo de los empresarios olvidándose de la rentabilidad.
Los que sí están descartados son los bares, restaurantes, eventos masivos, incluidos los deportes y, desde luego, la informalidad. En estos renglones vendrá un desplome inevitable a menos que los programas del gobierno para el rescate de estos independientes operen eficazmente. En varias ciudades del país ya se han devuelto muchos locales dedicados a estas actividades y no están pensando en reactivar sus negocios. Cruda realidad. Si ampliamos el espectro a lo internacional, la incertidumbre aumenta cuando se confirma que el petróleo WTI ha llegado a precios negativo por primera vez. ¡Mucha imaginación requerimos! ¿Será que tenemos que cambiar la estrategia inteligente?