La Nación
La indiferencia nos hace insensibles 1 6 mayo, 2024
ACTUALIDAD

La indiferencia nos hace insensibles

Foto: Montaje.

La Psicóloga de familia, Liliana Jiménez Robayo, nos habla en su columna del día sobre el tema de la indiferencia en cada ser humano y las consecuencias que ésta podría generar en una relación de amistad, laboral, familiar, sentimental y hasta con uno mismo. Aquí les compartimos el artículo publicado en LANACIÓN.com.co.

La indiferencia es un error básico de la mente y conduce a la insensibilidad, la anestesia afectiva, la frialdad emocional y el mal entendido despego, que están convirtiendo al ser humano en una máquina de producir bienes y destruir sueños.

Nada tiene que ver esta indiferencia con ese no-hacer diferencia entre lo bueno y lo malo. 

La indiferencia endurece el corazón, impide la identificación con el dolor ajeno, frustra las potencialidades de afecto y compasión, acoraza el espíritu interior y permite que lo malo sea llamado bueno y viceversa; por mucho que la persona en lo exterior resulte muy sociable o incluso simpática. Hay buen número de personas que impregnan sus relaciones de empatía y encanto pero, son totalmente indiferentes en sus sentimientos hacia los demás. 

Ser indiferente al sufrimiento es lo que deshumaniza al ser humano. A fin de cuentas, la indiferencia es más peligrosa que la ira, el odio y la inconformidad. A veces, la inconformidad puede ser hasta creativa y bien manejada nos mantiene conscientes de la realidad; Uno crea algo especial por el bien de la humanidad, porque está enfadado con la injusticia de la que es testigo. Pero la indiferencia nunca es creativa; como el odio, en ocasiones, puede suscitar a los combates, las denuncias y los maltratos. La indiferencia puede enfriar las emociones y generar altivez, individualismo, autosuficiencia…Que a la final desata en soledad y abandono.

La indiferencia no lleva a ninguna respuesta, ni siquiera es un comienzo; es el final de los tiempos… Es lo que no permite que podamos avanzar como sociedad para alcanzar la tan añorada paz en el mundo. Por tanto, la indiferencia es siempre amiga del enemigo, puesto que beneficia al agresor, nunca a su víctima, cuyo dolor se intensifica cuando la persona se siente olvidada.; El prisionero político en su celda, los niños hambrientos, los refugiados sin hogar… No responder a su dolor ni aliviar su soledad ofreciéndoles una chispa de esperanza es exiliarlos de la condición humana.

“Y al negar la humanidad de muchos…traicionamos también la nuestra."

Por lo tanto, la indiferencia no es solo un pecado. Sino También es un castigo creado por el mismo hombre y para el hombre.

No podemos ser indiferentes a la estafa de las “acciones” que ha generado la ruina de tantas familias que lo han llegado a perder todo, en un abuso de confianza, en una violación generada con premeditación de sus propios derechos, en un mundo de engaño en el que conseguir el fin acosta de lo que sea es lo que prima para ser visible; olvidándonos de aquella generación que quedan sin el amparo de un hogar que les fue colocado a precio de oro, sin valer lo que costaba. 

Donde a los mal llamados Expedientes de Regulación de Empleo (para referirse a los Despidos en Masa), se vuelven normales para el gobierno. Sin tener en cuenta cuántas familias quedan sin la provisión de sus casas…olvidando los más elementales principios de ética humana.

Como miembros de una sociedad justa, no podemos ser indiferentes a la mentira, la tortura, el abuso, el dolor, el sufrimiento, el robo, la miseria. Porque la indiferencia permite que el enemigo del Amor siga matando y destruyendo con cizaña e impunidad y nos convertimos en cómplices de la destrucción de lo que por gracia se nos fue dado para administrar en integridad.

Los seres humanos estamos expuestos a una corrosión progresiva de insensibilidad moral y espiritual y al reprimir sus sentidos de ternura se ha vuelto insensible al dolor y no sabe qué es el amor.

¿Qué podemos hacer? Mil cosas. Apoyar, denunciar, informar, promover, mostrar, educar, formar, intentar cambiar el sistema, desde dentro, y desde fuera.  Llevar a la luz lo que está en la sombra. Cada cual con lo poco o mucho que tiene, puede y sabe… Pero el cambio tiene que darse en cada uno de nosotros disponiendo nuestro corazón y aceptando nuestras debilidades, permitiendo que la verdadera fe intervenga nuestro interior…Renunciando a nuestros malos hábitos y entendiendo que la sociedad es de todos y para todos.

El ser humano debe tener como base los pilares de: el amor, la esperanza y la fe; todo esto implica una participación en la sabiduría divina y la sensibilidad hacia la compasión activa para con los sufrimientos del prójimo.

Por ello la fuente principal del Amor y la compasión está implícita en el respeto y en el deber educativo en el que debemos capacitar a los niños desde pequeños, empezar con enseñarle a proteger y cuidarse a sí mismos, el respeto, el compañerismo, el civismo son valores que debemos fortalecer; esto implica una participación de sabiduría con la sociedad y para el mundo que nos rodea…Alimentar su Fe dándoles a conocer la deidad… Crear en ellos un sentimiento de lealtad y respeto por la sociedad con oportunidades de satisfacción de sus auténticas necesidades humanas.

Por nuestra parte siendo ya adultos…Entender que somos testimonio vivo de nuestras acciones y responsables ante Dios de la buena administración social y espiritual del más grande ministerio que es la familia.
 
Y como cordón de tres lazos debemos vivir… Permitiendo que reine el verdadero amor… El Amor que prevalece para siempre y que derriba toda artimaña que el mundo ha querido introducir.