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La tragedia de Sacco y Vanzetti

Dentro de la literatura criminal, sobresale con perfiles propios a nivel mundial, el conocido caso Sacco Vanzetti, el que esbozaremos en los siguientes términos: A primeras horas de la mañana de la víspera de Navidad de 1919, el 24 de diciembre, el camión de una fábrica de calzado de Bridkwater, en el estado de Massachussets, fue atacado por dos hombres armados con un revólver y con un rifle. El automotor llevaba la paga semanal de los trabajadores de la fábrica. Al final los atracadores no pudieron hurtar el dinero, puesto que un policía repelió el ataque con su arma.

Casi cuatro meses después del suceso, el 15 de abril de 1920, también en Massachussets, el pagador de una fábrica de calzado y su acompañante fueron atacados y muertos por dos hombres armados con pistolas, que les arrebataron los 15.776 dólares que llevaban y huyeron inmediatamente. La policía que investigó carecía de pocos datos, pues los únicos consistían en que los fugitivos tenían aspecto de italianos. Hubo otros que despistaron a los investigadores. Luego se mezcló la cuestión política. En efecto, en la primavera de 1920, el fiscal general Palmer inició una campaña contra los extranjeros que habían manifestado ideas socialistas y radicales, a quienes se les acusaba de mantener una agitación perjudicial en las zonas industriales norteamericanas.

Los italianos Sacco y Vanzetti, poseían abundante propaganda política y literaria y trataron de hacerla desaparecer lo antes posible, pero no pudieron cumplir con su cometido, pues fueron detenidos. Pero en ese momento no se les indicó el motivo de su detención, sino que se les indagó por sus ideas políticas. Se demostró sobradamente que en el momento del crimen Sacco se hallaba en el consulado italiano de Boston, como certificó cumplidamente el oficial de la representación diplomática. En cuanto a Vanzetti aquel día estuvo constantemente, en su puesto de vendedor de pescado, donde lo vieron innumerables clientes.

Después de superar varias etapas procesales y de múltiples peticiones de absolución por ser inocentes, en abril de 1927, fueron condenados a morir en la silla, “mediante el paso de una corriente eléctrica, a través del cuerpo, lo que se verificará la semana que comienza el domingo 10 de julio del año de 1927”.

La pena la pudo ejecutar el verdugo en Boston el 22 de agosto de 1927, en medio de las peticiones de clemencia y posterior protesta de la mayoría de los más importantes intelectuales, gobernantes y organizaciones sociales, políticas y jurídicas del mundo, quienes consideraron este episodio como un craso error judicial en los anales de la humanidad.