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Las “T” de la innovación

Dada la transcendencia del tema de la innovación en un país en pleno desarrollo, en el marco de la globalización de la economía, donde las regiones juegan un liderazgo esencial, de acuerdo a las vocaciones definidas en las agendas de competitividad, vale la pena recordar que los modelos de desarrollo económico sustentado únicamente en economías de extracción de los recursos naturales, para venderlos sin aportar valor agregado, jamás han salido de pobres; superar este escollo, significa introducir cambios radicales en el modelo de educación, con el propósito incursionar en la sociedad del conocimiento, migrando del trabajo del azadón a labores en la era de ciencia y tecnología.

De acuerdo al informe del Banco Mundial en la actualidad la agricultura representa el 3% del PIB mundial, la industria el 27% y los servicios el 70%, al analizar la composición del producto interno bruto mundial, respecto al número de patentes de nuevos inventos, el indicador mundial de innovación no favorece a los países en vía de desarrollo, según la Oficina de Marcas de Estados Unidos, en el año 2014 este país registró 148.000 patentes; Japón 54.000; Alemania 17.000; Corea del Sur 16.000; Taiwán 12.100; China 6.600; Israel 3.200. Los records anteriores contrasta con el rezago tecnológico de las naciones Latinoamericanos, Brasil solo inscribió 290 patentes; México 200; Argentina 80; Chile 60; Colombia únicamente 20; Cuba 13; Costa Rica 9; Ecuador 8; Perú 3; y Bolivia 2.

Según el economista Carsten Fink presidente de “Ompi”, con sede en Ginebra Suiza, expresa que los países Latinoamericanos no entraran en la onda de la innovación hasta tanto no se diseñe un ecosistema donde pueda florecen la innovación, la cual “implica tener un buen sistema educativo, incentivos fiscales para estimular la investigación y el desarrollo, mecanismos financieros de respaldo al capital de riesgos y políticas favorables a la movilidad de las personas altamente calificadas con el fin atraer talento de otros lugares”.

Los innovadores más prestigiosos del mundo disponen de capacidad creadora, según ellos, se necesita “tecnología, tolerancia y testículos”, tienen claro que es conveniente reconocer el éxito, pero también crear una cultura al fracaso, eliminando el miedo de caer en la bancarrota; un caso, la manera de pensar de Sir Richard Branson fundador del turismo inter planetario Virgin Galactic, tiene un alto a petito al riesgo, pero igual una mentalidad de triunfador, ya tiene pasajeros en lista de espera.