La Nación
Lecciones desde Bolivia 1 27 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Lecciones desde Bolivia

Germán Palomo García

Sorpresivamente, el sábado pasado Evo Morales presentó su renuncia a la presidencia de Bolivia después de haber anunciado que convocaría a nuevas elecciones después de que la misión de la OEA confirmara la ocurrencia de fraude electoral en los comicios del 27 de Octubre. Sin embargo, las presiones de militares y líderes populares y empresariales del país cambiaron su decisión y apresuraron su dimisión. En realidad, el presidente Morales había perdido confianza cuando en 2016 decidió seguir adelante en su propósito de continuar en la presidencia al presentarse, sin poderlo hacer constitucionalmente, para un nuevo periodo mediante una “jugadita”. Definitivamente, el poder empalaga y hace olvidar los límites que existen en su manejo. Pensó que al representar a la mayoritaria población indígena como el único capaz de hacerlo seguiría en el poder. Todo se le derrumbó a pesar de la buena gestión realizada en los 14 años de gobierno, especialmente en los primeros. Los políticos no han aprendido, como los toreros, a retirarse a tiempo y América Latina no está acostumbrada a presidentes vitalicios pues está asociada una permanencia prolongada como un desgaste político. Menos ahora que la explosividad social aparece como una herramienta útil para imponer opiniones que dejan mucho que desear en términos de soluciones pero que, en muchos casos, terminan en saltos al vacío. Hoy, Bolivia ha caído en un vacío de poder pues no solo renunció Evo Morales sino sus principales acompañantes en el ejecutivo. Empiezan a aparecer supuestos salvadores de una crisis que no resulta fácil de superar.

Recientemente, vivimos violencia social en Ecuador, en Chile y los casi permanentes en Venezuela, obviamente, por circunstancias distintas pero llevan a los mismos resultados. Hoy, lo mínimo que piden los manifestantes, es la renuncia del titular. En el caso de Chile, no bastó la petición de perdón de Piñera y el cambio de gabinete y las protestan siguen hasta que el presidente chileno renuncie. Ecuador se ha silenciado un poco pero no significa que se haya logrado solución alguna.

En este escenario, ningún país está exento de vivir alguna de estas circunstancias. Hay que ver el caso Boliviano (y los otros) como una buena lección para los que piensen que el gobierno les pertenece y que pueden hacer lo que “se les de la gana”. Hoy los electores saben leer mejor sus propuestas y sabrán exigir cuando analicen si los mandatarios, a cualquier nivel, están o no cumpliendo con sus propuestas y el efecto que está produciendo su desempeño en la comunidad. Aprovechemos estos ejemplos para evitar traspiés como los que estamos viendo no tan distante.