La Nación
Liderazgo y reforma tributaria 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Liderazgo y reforma tributaria

 

Mario Andrés Huertas Ramos

 

El proyecto de reforma tributaria que empezó su trámite la semana pasada ante el Congreso de la República carece de todo el liderazgo del presidente Duque para que, más allá del tema técnico que supone el asunto, goce de algo de legitimidad entre los colombianos.

Ahora bien, la crisis social por la que atraviesa el país no es una situación exclusivamente nacional; sin embargo, la oposición así lo vende y gran parte de los ciudadanos así lo cree.

En este sentido, sería ingenuo creer que el presidente no dimensiona la poca favorabilidad que tiene frente a gran parte de los ciudadanos como también sería mentiroso decir que la oposición no sabe que la actual crisis es a escala global.

De hecho, el presidente tampoco ignora que el poco capital político que le queda se le está agotando y que la agitación crece y crece cada vez más de cara a la siguiente jornada electoral allanando el camino para que la oposición se pueda imponer.

Es más, resulta evidente que Duque no logró conectarse con el país gracias al poco liderazgo que pudo ejercer y la efectiva oposición que ha hecho trizas su imagen a pesar de la suma de dinero que le ha destinado al marketing de su gobierno.

Así las cosas, esta reforma está viuda del liderazgo que se requeriría para que, a pesar de lo impopular del tema, no le pasara factura a la ya deteriorada imagen del presidente ante la opinión pública y evitara que siga ganando terreno el discurso radical en ciertos sectores del país.

Sumado a lo anterior, lo técnico que sugiere la reforma hace pensar que la inmensa mayoría de colombianos caerá en los lugares comunes que poco o nada se acercan a la realidad económica y que, ante lo complejo del tema, la oposición explotará lo impopular de la medida para alimentar la agitación social a la que vienen sometiendo al país; socavando así los restos de popularidad que le quedan al presidente.

Resulta claro que, a estas alturas del mandato, Duque debe asumir la responsabilidad por no haber hecho un balance de la gestión económica del gobierno Santos quien no ahorró un peso para sacar adelante la legalización de las FARC y cuyos recursos hacen tanta falta para gestionar esta crisis.

Lo que si resulta claro es que nadie sabía que para 2020 la humanidad atravesaría por una emergencia de salud pública cuyas dimensiones económicas saltan a la vista, pero el presidente si debió contarle al país lo que recibía en cifras de la administración Santos.

Ahora es muy tarde, pues, los hábiles opositores han vendido la crisis que los ciudadanos de buena fe han comprado como algo coyuntural y de exclusiva responsabilidad del uribismo.

A falta de liderazgo y sin capital político para sacar adelante la reforma, Duque ha quemado prácticamente todas sus naves en materia económica, solo le queda para este año la ley de presupuesto para la siguiente vigencia fiscal.