Mucho se ha hablado del Atlético Huila en este semestre y todas las noticias han sido negativas. Y no es para menos. Gilberto Aragón Periodista Acord Mucho se ha hablado del Atlético Huila en este semestre y todas las noticias han sido negativas. Y no es para menos. Todas las miradas están centradas en el equipo mayor, el cual pasó con más pena que gloria. Despido del cuerpo técnico, malas contrataciones, pésima campaña, retiro de patrocinadores, poco apoyo de los gobiernos, no encuentra canchas para entrenar, le piden que entregue el camerino, amenazas de la Dimayor para no dejarlo participar el año que viene, anuncios de venta del equipo, en fin, un semestre negro. Pero no todo ha sido malo para el Atlético Huila. A pesar de no haber pasado desapercibido el título de campeón de Fútbol Sala, la gran parte de la gente no ha catalizado este logro. Y todo se debe a la continuidad de un trabajo y a unos directivos que le apostaron a un proceso, que hoy entrega resultados positivos. El respaldo entregado al técnico Andrés Felipe Paredes, Julián Cárdenas asistente y Willington Samboní como preparador físico durante estos dos años fue fundamental. Una nómina compuesta por 18 jugadores que se rotaron todo el campeonato, que con sacrificio y humildad, alcanzaron lo que se propusieron. El torneo lleva cuatro versiones. En la primera el Huila ocupó el quinto lugar. En la segunda, no clasificó. En la tercera logró el tercer lugar, y en la cuarta oportunidad, conquistó el título. Todas con el mismo cuerpo técnico. Hay que reconocer también que detrás de todo este andamiaje estuvo Luis Eduerd Valenzuela, una persona que con su actuar diligente y atento, ha estado presto a solucionar cualquier situación que se presentara durante la competencia. PD: Todos huilenses a excepción de dos jugadores. Jhon Rodríguez del Quindío y Everson Buendía de San Andrés. Se dan cuenta, ¡los huilenses también pueden!.