La Nación
Neiva no está preparada para el posconflicto 1 7 mayo, 2024
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Neiva no está preparada para el posconflicto

Neiva no está preparada para el posconflicto 7 7 mayo, 2024
Jairo Libreros, experto en seguridad ciudadana (izquierda) y el senador Carlos Fernando Galán, hablaron de seguridad en Neiva.
Neiva no supera aún las consecuencias de años de violencia por cuenta del conflicto armado, cuando está por llegar un período no menos complejo: la posibilidad de que se concrete un acuerdo de paz. E incluso si ello no ocurre, los desafíos son también muy difíciles.

Esa imagen de ciudad que vivió fenómenos de tanto impacto como el secuestro masivo del edificio Torres de Miraflores o el secuestro en pleno vuelo del entonces senador Jorge Eduardo Géchem, por mencionar apenas dos episodios, han marcado a Neiva de manera tan profunda y desproporcionada, que requerirá acciones más audaces para mejorar su seguridad.

Así lo planteó ayer en esta capital Jairo Libreros, experto en seguridad ciudadana, y consultor y analista internacional en evaluación de riesgos y manejo de crisis. Libreros llegó a Neiva invitado por el candidato a la Alcaldía de Neiva, Germán Alberto Bahamón, y junto con el senador Carlos Fernando Galán, hicieron una radiografía del presente y futuro de la seguridad en una ciudad como la capital del Huila. LA NACIÓN amplia algunos de los conceptos planteados por Libreros.
 
Usted planteó que ciudades como Neiva deberán enfrentar las consecuencias del posconflicto. ¿Cómo se dará ese proceso?

Hay 14 ciudades en Colombia donde las alarmas están prendidas por cuenta de lo que pueda ocurrir si se cae el proceso o si entramos a posconflicto, porque va a ser muy parecido, por los menos en los primeros meses. Neiva ha estado rodeada por la presencia de grupos vinculados a las Farc, hay un control territorial efectivo de las zonas aledañas a la ciudad y de las principales vías por donde cruzan no solo las personas, sino las mercancías y hasta el contrabando. En ese sentido, si Neiva no tiene una preparación lo suficientemente clara de adoptar estrategias que han resultado exitosas para atender a los desmovilizados, para reincorporarlos a la vida de la sociedad civil, para darles capacitaciones y técnicas laborales, y para darles un tratamiento no de victimarios -porque ya dejarían de serlo si es posconflicto-, sino de víctimas, esas personas sino tienen nada qué hacer, se nos van a convertir en delincuentes o personas que no quieren volver a la sociedad y terminan creando bandas criminales.
 
¿Cómo sería el escenario de esos primeros meses, y cómo se reflejaría eso en términos de criminalidad?

Los primeros doce meses por lo general se dispara el tema de percepción de inseguridad. La gente se siente muy insegura de manera injustificable porque cree que al firmarse la paz los problemas de inseguridad van a estallar, y no es cierto. Pero cuando todo el mundo cree que hay una percepción de seguridad negativa, se afecta la vida en el espacio público, se afecta la capacidad de gobernación. En ese sentido se debe tener una política de percepción de seguridad para contarle y demostrarle a la sociedad que firmar la paz no es sinónimo de aumento de delincuencia sino de una mejor posibilidad de vida. Los siguientes 24 meses sí se presentan problemas de subida de indicadores, con una claridad: Colombia hoy no es El Salvador de 1992 ni Guatemala de 1996. Es un Estado mucho más fuerte.
 
¿Qué se debe hacer?

Aquí no se trata de meter más plata, de traer más policías, de hablar bonito en ciertos temas. Se trata de comprometerse con una hoja de ruta a entregar resultados. Si no se sabe a dónde se va en materia de seguridad ciudadana, solamente se encontrarán más muertes, mayor victimización y mayores hurtos. Aquí hay dos iniciativas vitales: la primera es un ‘cerco digital’. Se deben crear en los puntos más sensibles de la ciudad, no solo para prevenir que se cometan delitos, sino para recuperar el lugar y convertirlo de nuevo en un espacio público que disfrutemos todos. El segundo tema es que tenemos que hacer un esfuerzo muy grande en Neiva para que los ciudadanos no solo se sientan seguros en el espacio público, sino comprometidos con la ciudad al momento de afrontar dificultades en esa materia.
 
Usted insiste en más tecnología, en mejorar la vigilancia. ¿Cómo es eso de que todos, hasta los delincuentes, deben saber dónde están las cámaras de seguridad?

Si se tienen unas cámaras y se cree que sin mostrar dónde están, y sin hacer un trabajo de comunicación sobre ellas se va a mejorar la seguridad, se está en el mundo equivocado. No existe una sola experiencia que haya sido calificada exitosa, en donde las cámaras en el espacio público sean secretas; es un mal chiste. La idea es que todo el mundo lo sepa, para que sienta seguro para que indague qué tan bien funcionan, porque si a mí me dice un letrero muy bonito que hay cámaras, y yo voy a verificar qué tan efectivas son y encuentro que no están ubicadas en direcciones IP -que es el tema de Internet más importante-, sino están interconectadas, sino están protegidas unas a otras, y si no arrojan resultados, eso es un saludo a la bandera, no sirve. Si yo tengo un sistema de cámaras eficiente, lo primero que se recomienda es cuéntelo, demuéstrelo, lleve a la gente para que se vea. Las cámaras tienen que ser parte del día a día, no un obstáculo a mi vida privada, porque no lo es.