Una nueva jornada de protestas vivió ayer el país con motivo del día 15 del paro nacional, concebido inicialmente para rechazar la reforma tributaria.
El reporte desde varias ciudades al caer la tarde es que las marchas como tal transcurrieron en completa tranquilidad. Con carteles y expresiones artísticas, cientos de ciudadanos protestaron contra las políticas del Gobierno del presidente Iván Duque.
En el caso de Neiva, la movilización que recorrió las principales vías de la ciudad se llevó a cabo bajo absoluta normalidad. Sin embargo, toda esta valiosa e importante expresión popular fue opacada por los actos de vandalismo que sucedieron durante la tarde.
Es absolutamente censurable el caso del vehículo de transporte urbano que fue incinerado por un grupo de encapuchados en inmediaciones de la Universidad Surcolombiana. La voz entrecortada del conductor reportando que a su vehículo le acababan de prender fuego, evidencia que estas acciones de vandalismo afectan directamente al ciudadano del común.
También repudiable el ataque con bombas incendiarias contra el CAI de Cándido, en el norte de Neiva, así como los enfrentamientos con el Escuadrón Móvil Antidisturbios, Esmad. Fueron, así mismo, reprochables los momentos en que un ciudadano sacó un arma y dispara contra los que se autodenominan ‘primera línea’.
Todo esto es violencia y la sociedad neivana debe expresar su más vehemente rechazo contra ella y pedirles a las autoridades que, bajo los lineamientos de las normas legales, actúen.
En redes sociales fue generalizado el clamor de rechazo contra los vándalos que incineraron el automotor de transporte urbano. Hubo numerosas voces pidiendo que la Policía actuara rápidamente para capturarlos.
Claramente, los actos de vandalismo desdibujan y le hacen un enorme daño a la protesta social. Los líderes de las movilizaciones deben ser los primeros en salir a rechazar este tipo de actos violentos.
“Claramente, los actos de vandalismo desdibujan y le hacen un enorme daño a la protesta social”