Aura Camila Manrique
Actualmente se ha utilizado la expresión “al pueblo pan y circo” para hacer referencia a la precaria educación con la que cuenta un país, el cual puede ser manipulado por su gobierno y así tomar decisiones erradas.
Esta frase viene del poeta romano Juvenal, ubicado en el contexto en el que el Imperio Romano logró su mayor expansión. Este poeta expresó “PANEM ET CIRCENSES” en un momento en el que el pueblo romano ya no se involucraba en la política y no ejercía sus derechos. La frase también escondía una referencia que le hacía un poeta a un gobierno corrupto, quien para esconder los hechos de la realidad y mantener tranquila a la población, apelaba a la práctica de proveer entretenimiento, cultura y alimento de baja calidad. Y así el imperio romano aumentaba su poder y territorio, sin que los ciudadanos, en su mayoría, se dieran por enterados.
El gobierno romano, entregaba trigo y entradas al coliseo para que el pueblo pudiera asistir a todos los espectáculos. A la mayoría de los colombianos les pasa lo mismo, prefieren la ociosidad en lugar de las actividades productivas, a la educación, al trabajo. El abstencionismo es alarmante, la decisión de designar nuestros funcionarios la toma un porcentaje bajo de la población, pero eso es la democracia, el gobierno de la mayoría, no de todos. La diferencia se encuentra, en que en nuestro país no lo mueve la diversión, sino el miedo, la desconfianza, y la astucia de algunos, que se viste de buenas intenciones.
En Colombia, no hay un Coliseo exclusivo donde divertir a la gente, ni un emperador que entregue trigo y entradas a los circos a los ciudadanos, pero si existe una calidad educativa, económica y política precaria, que los ciudadanos han ayudado a legitimar, debido a su indiferencia a la participación en la toma de decisiones, en un sistema político – democrático. El emperador se puede entender como una figura ficticia, que se construye a través de la división del poder para tomar decisiones entre gobernantes apoyados por el pueblo, los sistemas que han creado para legitimar su actividad estatal; que más que servirse de la democracia como medio de participación ciudadana, lo hacen para que sus mayorías-indiferentes al gobierno- terminen siendo quienes coadyuven a la continuidad de esta tradición. Ejemplos son los que sobran: plebiscito, elecciones presidenciales, consulta anticorrupción, abstencionismo electoral, entre otros. “pan y circo”, también pide Colombia.