La medida fue impuesta el sábado anterior por el juez penal municipal con funciones de garantías al acoger los argumentos del fiscal que consideró que los exagentes son “un peligro para la víctima”.
Los dos expolicías se entregaron voluntariamente al fiscal acompañados de su abogado defensor, siendo imputados de los delitos de secuestro simple, tortura y abuso de autoridad, cargos que no aceptaron.
Aunque ya estos dos exuniformados se encuentran en la cárcel, unidades del CTI se encuentran buscando a los exagentes Jeimy Marcela Rodríguez Lozano y Yeison Arley Palacio Ospina, quienes tienen órdenes de captura en su contra.
Los cuatro expolicías, adscritos al CAI del barrio ‘Alberto Galindo’, habrían detenido a Irma Julieth Usaquén Rueda, de 19 años de edad, por su presunta participación en el hurto de una motocicleta, el 21 de diciembre de 2015.
“Afirmaban los expolicías que la mujer era cómplice del hurto de una motocicleta bajo la modalidad de halado, la víctima se encontraba trabajando en el barrio Villa Laurel de Neiva”, indicó la Fiscalía.
Usaquén Rueda narró que se encontraba en una panadería cerca de su casa, en el barrio Los Pinos, con su hijo de 18 meses de nacido, cuando fue abordada por los uniformados.
“Me dijeron que un tipo se había robado una moto y que yo estaba vestida con las características del acompañante, que necesitaban que fuera con ellos a la Fiscalía, yo le entregué el niño a una vecina que pasaba por el lugar, y me subieron en una Duster de la Policía mientras otra patrulla motorizada iba escoltándonos”, dijo la joven mujer
“Me llevaron por detrás del barrio Villa Cecilia, por la vía a Vegalarga, un sitio enmontado y solitario por donde pasan los tubos de la petrolera con crudo caliente, me bajaron de la camioneta halándome del cabello, me golpearon en repetidas ocasiones con puños y patadas en la cara y el estómago, y también en la cabeza con la cacha del arma. Me decían que yo tenía que dar razón de una moto que se habían robado ahí en el barrio. Me abrieron de piernas y saltaron encima de ellas, tengo las marcas de las botas en mis piernas”.
“Yo le decía a la femenina, usted es una mujer, ayúdeme, y me respondía ‘venga le muestro su mujer’, y me golpeaba más duro y me ponía una bolsa de pica pica en la boca tratando de ahogarme”.
“Después de una hora llegaron cinco soldados que patrullaban por ese sector y le preguntaron a los policías que por qué me estaban torturando así, que yo era una mujer y que no iban a dejar que continuaran haciendo eso conmigo. Llegó otra patrulla y me llevaron a la URI donde me tuvieron por varias horas así toda quemada, golpeada”, indicó la mujer.
Irma Julieth Usaquén, víctima de los policías, sufrió quemaduras en diferentes partes de su cuerpo.