Por estos días primaverales Francia se viste de colores, su majestuosidad y elegancia provienen de su cultura enriquecida por toda su historia. Sin embargo, no podemos olvidar su pasado oscuro debido a la realidad que vivió antes de convertirse en esa Francia glamurosa y sofisticada que hoy conocemos.
Aunque parezca difícil de creer, antes de su auge el cual fue producto de unas condiciones políticas y sociales que la llevaron a convertirse en el espectáculo que es hoy, estuvo inmersa en la pobreza y llena de historias negras a causa de la coyuntura y prosperidad económica que por estos días le sobra.
Estas dos visiones opuestas, paralelo a toda una estrategia sin precedentes, que comenzó con el aumento de sus posesiones para la construcción de todo un imperio, tienen a Francia consagrada, como muy bien lo dice nuestra vicepresidenta, a “vivir sabroso”.
Muy distinta la realidad de Colombia, en donde la majestuosidad solo se ve en la Casa de Nariño y en los paisajes de todas las regiones que tristemente están siendo azotadas nuevamente por la violencia, la extorsión, el secuestro y desplazamiento que, a manos de grupos terroristas, se disputan el poderío que les entregó un gobierno que prometió trenes y aeropuertos y, con lo único que ha cumplido es con dejar los precios por las nubes y con una primera línea de bandidos e incompetentes en los cargos más importantes del país.
¿Dónde están los hospitales, universidades, acueductos y carreteras que dijo Gustavo Petro iba a construir durante su mandato?
La incompetencia y falta de ejecución del presidente solo se compara con el de Francia; por el contrario al dicho que reza “qué elegancia la de Francia”, en Colombia aplica el “qué ignorancia la de Francia”, puesto que hay que ser muy inútil para en 20 meses no haber ejecutado ni el 1% del presupuesto de uno de los ministerios con mayores dineros asignados del Ejecutivo.
Con esta omisión, la vicepresidenta y ministra de la “igualdad” deja de atender a la población más vulnerable compuesta por mujeres y jóvenes provenientes de pueblos étnicos y campesinos y, lo que es peor, excluye a esta población y territorios que necesitan la ejecución de estos recursos de manera urgente.
A la vicepresidenta, hay que recordarle que ella lleva por nombre un país que es símbolo de la lucha contra la exclusión; pues a causa de la movilización social en Francia, con la Revolución, se puso fin al desgobierno de Luis XVI y María Antonieta. El primero, por el abandono de la libertad pública y seguridad nacional. La segunda, por sus caprichos desmesurados con dineros del pueblo.
¡Este domingo 21 de abril, todos a marchar por Colombia!