La Nación
Qué pasa… Que nada pasa (2) 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Qué pasa… Que nada pasa (2)

Quiero continuar con otros ejemplos que evidencian una realidad. Desde hace décadas en nuestra región surgen problemas, y los problemas siguen, sin que alguien los resuelva. En el Huila las generaciones ven pasar décadas, y las acciones para solucionar problemas, para ser más competitivos o dinamizar nuestra economía, se quedan en esfuerzos individuales, pero no colectivos. Prima el interés de afectar la imagen del otro, la política y el deseo de poder, ante la posibilidad de generar un trabajo colectivo que trascienda.

Como no va ha pasar esto, como lograr un trabajo colectivo en una sociedad en la que la envidia, el egoísmo y el chisme priman sobre cualquier cosa, siendo estas tres características de nuestra gente, el mejor ejemplo de lo que he dicho. Ante los problemas nada pasa.

Han pasado años y años en que los opitas decimos y somos consientes que nuestras tres peores características son esas, gracias a ellas nos hundimos como los cangrejos, no somos solidarios, nos molesta el éxito ajeno, y gracias a esas tres características vemos menguada nuestra posibilidad de ser competitivos. Pero lo sabemos y nada hacemos. Nuestros niños siguen creciendo con ese estigma, y nada se hace al respecto.

Como lo dije en la columna pasada, “algo tiene que cambiar, no podemos seguir recorriendo el mismo camino o los resultados seguirán, como hasta ahora, siendo los mismos”.

De otra parte, y para seguir con otro ejemplo, desde hace años hablamos del mismo tema, del alto costo de los tiquetes aéreos. Un vuelo Neiva – Bogotá ida y vuelta, puede llegar a costar hasta $ 700 mil pesos y el más económico $ 350 mil, mientras que trayectos a Cartagena o Medellín desde la capital colombiana se promocionan a $150 mil pesos. Quienes nos visitan, empresarios o turistas, deben pagar el doble que a otros destinos cuando lo hacen en avión. Pero, cuando vienen por tierra tienen que pagar peajes costosos, y a su regreso si deciden recorrer las vías del departamento, necesitan llegar a arreglar la suspensión de su carro, debido al pésimo estado de nuestras vías, llenas de cráteres y deterioradas. Y para rematar, hoy en día el viaje por tierra demora el doble que hace 30 años ¿Entonces como competir con otras regiones?

Necesitamos que las cosas cambien para mejorar, necesitamos que alguien haga algo. Problemas como los expuestos no pueden permanecer enquistados, como parte de nuestro paisaje social.