Yamid Sanabria
Una fórmula vicepresidencial pensada para seducir indecisos, electores sin partido y ganar el centro político. El hijo del asesinado ex ministro de justicia Rodrigo Lara Restrepo busca subir un poco la autoridad moral de una campaña con sectores tradicionales que acompañan a Fico.
Aún recuerdo las banderas de la UP en las caminatas de Lara Sánchez en su campaña a la Alcaldía de Neiva en 2015, donde algunos sectores de izquierda hicieron parte de su gobierno. Fue una administración donde se le vio orden a Neiva, con problemas (el estadio y otros), pero se percibía un progreso; tanto que lo hizo merecedor de ser parte de los mejores gobernantes del país en 2019.
El médico siempre ha tenido filiación por ideas liberales (nunca de izquierda), su paso por el partido verde fue por Sergio Fajardo (el perdedor de esta fórmula), y en el comité ejecutivo del partido, siempre fue distante; a Rodrigo le gusta la política, pero no hacer equipo político.
La estrategia es revivir un mártir (su padre), resaltar su imagen favorable que en Neiva es muy alta (mediciones hechas en enero), refrescar la imagen de Fico frente a temas claves como la lucha contra la corrupción y buscar al centro en una segunda vuelta como vice; diferente a Francia Márquez, quién es la reinvindicación de múltiples luchas sociales, pero no le suma nada nuevo a Petro, electoralmente hablando.
Si los Petristas (no Petro) quieren ganar, algunos deben dejar de catalogar a todo aquel que no piensa igual, como “uribista” o “idiota”, lo que necesitan ahora son votos (Sin perder su escencia), porque en primera vuelta requieren de once millones y en segunda vuelta deberán sumar a los “tibios” y especialmente esos ciudadanos con serias dudas sobre Petro (desinformados o temerosos) para tener un presidente de izquierda.
La estrategia fue medida con cautela, pero solo los resultados del 19 de mayo dirán si fue efectiva, mientras algunos lo catalogan de “uribista” o “aliado narco”, en otras partes lo verán como el reconocido médico huilense, que puede motivar ese voto de quienes no “pelean” por redes sociales.