La Nación
COLUMNISTAS

Sea constructor de paz

Por esta época en el mundo occidental de cultura cristiana se habla mucho de paz, evocando el mensaje bíblico de “paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Este es  un tiempo del año en donde todo se pone para encontrarnos con los otros: el pesebre, el árbol de navidad, los regalos, las postales, los postres, las viandas y hermosas costumbres gastronómicas están a la orden del día, pues recordamos un hermoso acontecimiento, el Hijo de Dios se ha hecho humano y en el desarrollo más tierno: la niñez. Todo ese espectáculo multicolor debe mover nuestros sentimientos a reconciliarnos con nosotros mismos, con quienes convivimos y con los vecinos. Amigo lector, lo invito a no cultivar sentimientos negativos. El perdón es propio de la gente noble. Quien vive recordando los errores de los otros, no tiene calidad de vida y está muy lejos de la nobleza. Muchos animales de la jungla son crueles, pero al menos ellos no “cuentan” los errores del pasado y así no indisponen a las futuras generaciones.

Ser constructor de paz significa, respetar el territorio del vecino. Usted es constructor de violencia cuando no atiende bien al cliente, cuando se burla de él mandándolo venir una y otra vez, porque usted es ineficiente en su oficio o profesión. Usted es constructor de violencia cuando no respeta el derecho ajeno. Usted es terrorista cuando se escuda en su investidura de poder que se cree tener, para maltratar al otro, ignorándolo o despreciándolo. Es verdad que hay hambre de pan en muchos hogares; pero hay más hambre del pan del amor en muchos corazones. Devuelva lo prestado, agradezca lo recibido, atienda con amor y respeto, escuche con interés y valore a toda persona que se acerca a usted. El año nuevo es una nueva oportunidad para que usted sea constructor de paz. No más retórica, construyamos la paz, viviendo la justicia social. No construyamos violencia, haciendo de la paz una bandera política. Los colombianos estamos cansados con discursos, mesas de paz, marchas a favor de la paz, banderines blancos, emblemas, conferencias. No más palabras, ni más diálogos indefinidos, queremos VIVIR la paz. No nos engañen diciéndonos que hay gobiernos de paz y otros gobiernos de guerra. No clasifiquemos a los colombianos: unos amigos de la paz y otros enemigos de la misma. ¡Nooo! Todos los colombianos queremos la paz. Paz sin justicia es demagogia barata. Las políticas asistencialistas son pañitos de agua tibia en un tumor que necesita bisturí. Hay gobiernos que quieren mantener la pobreza, para mantener cautivos a sus electores. Con estómagos vacíos no se construye una democracia. Los caudillos y los dictadores dan mucho pescado, con base en los aportes de los contribuyentes, pero nunca enseñan a pescar. Por eso siguen muchos países eternamente pobres. Los pobres se han convertido en bandera electoral para manipular las conciencias de los más indefensos. En la pobreza el voto es estomacal, no es cerebral, no es crítico. Políticas que promuevan al hombre, son el camino para salir de la pobreza. La cultura de la prosperidad está precedida de la cultura del trabajo. Sólo con disciplina, constancia y honestidad saldremos de la centenaria pobreza.
+ Obispo de Neiva.