La Nación
COLUMNISTAS

Sensible recuerdo circunstancial

De generadores de sucesos, unos por su información y otros por sus dibujos críticos, periodistas y caricaturistas pasaron de ejercer esas actividades para convertirse en noticia, ¡Y qué noticia! Fue lo que horrendamente ocurrió con doce servidores de la  revista  parisina “Charlie Hebdo”.

 Al tocar este hecho  sensiblemente las profesiones que he desempeñado, de siempre, con mi primera exposición de caricaturas  en septiembre de l967 (50 cuadros en la desaparecida, por demolición, Oficina de Extensión Cultural del Departamento), obra que me llevó a la corresponsalía de “El Siglo” –hoy Nuevo Siglo- de Bogotá, es pertinente referirme especialmente a la actividad de mayor connotación que desató la criminal ira de fundamentalistas musulmanes contra cuatro de sus protagonistas.

Empiezo por decirles a quienes no tienen claro su concepción sobre la palabra Caricatura, que si tiene mucho que ver con el rostro humano, no exactamente es esa su definición. Este mágico y por tanto fascinante arte significa cargar, aumentar, ¡Nunca ridiculizar! La precisa es, la exageración de los rasgos característicos  de la figura (que somos todas las personas y los elementos físicos), sin que pierda el parecido.

 Hay dos clases de caricaturas: la que se difunde en los medios  impresos y televisivos, como los geniales Reencauchados, por el Canal 1, que Santos ordenó suspender, y la artística, que es la que se elabora en cuadros para decorar despachos de ejecutivos  o estudios residenciales.

Al tener el privilegio de haber sido el iniciador de esta clase de dibujo en Diario del Huila –nuestros mayores dicen que no se había registrado antes en publicaciones regionales-, por llamado que me hiciera  su directora, María Mercedes Rengifo de Duque, cumplí la función encomendada por una década (julio de l985 – agosto l995) con estricto cumplimiento e insomne imaginación. Años después al recordar mi desempeño, Guillermo Plazas Alcid me sugiere la reaparición en “Facetas”, suplemento dominical del referido matutino, que orientaba con solvencia cultural. Esta no solo perdió su tamaño y páginas, sino contenido. La volvieron  pañuelito de seda doblado, diría Plazas con  su genial sentido gráfico. ¡Lástima! Mi salida de Facetas fue parecida a la de los Reencauchados. La orden la pautaron desde el Cielo…

De tan grata experiencia, cuyo galardón lo recibía diariamente de mis amables veedores, y hasta de mis afectadas “víctimas” (por suerte aquí no hay islamitas), obtuve la conclusión que para ser verdaderamente caricaturista de prensa se requieren cinco condiciones fundamentales: ser  dibujante, fisonomista, periodista, o estar permanentemente informado, poseer humor sutil y mucho valor.

Y en estos tiempos de tanta intolerancia, la protección de nuestro verdadero Dios. Amen.