La Nación
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Si lo puedo creer

Es usual, cuando algo nos causa sorpresa, la exclamación normal, es la de ¡No lo puedo creer! No sucede lo mismo, cuando las Directivas del Partido Conservador, aplazan la Convención Nacional, supuestamente para definir, sobre la confabulación con el gobierno, en la reelección de Santos, decisión que todo el país conoce, y que así va a ser; a cambio de la mermelada de siempre; definitivamente les quedo grande la grandeza; peor aún, quienes han llevado al conservatismo a su postración, han sido los mismos que a nombre del Partido Conservador, aso si, invocando su ideología, como en efecto ya se está haciendo, a presentar sus nombres para volver al Congreso; pueden Uds., entender tanto cinismo y tanto despropósito?.

Todo se veía venir, ese era el iter criminis de los dirigentes del Conservatismo, y no es otra cosa que la consumación de esa premonición hecha otrora por Alvaro Gómez, cuando anunciaba que “en Colombia había mucho conservatismo pero poco Partido Conservador”; semejante sentencia, esa sí, semejante verdad, porque de antaño se visualizaba la falta de dirigentes, porque fueron sustituidos por vulgares mercaderes del centavo, quienes amparados en la grandeza de esa organización política, hicieron de ella un mercado persa, sometido a la oferta y la demanda, aplicados intérpretes de la economía de mercado; es la mercantilización de una ideología política a cambio del mejor postor, como una verdadera subasta pública y no propiamente inversa; por eso son tan expertos en los contratos estatales.

Las responsabilidades otorgadas por los electores, de defender los intereses colectivos, no fueron suficientes para entender que, la defensa del interés colectivo partía de la aplicación del ideario de los Partidos, en este caso el Conservador, la libertad, orden, respeto a la dignidad humana, respeto por las convicciones religiosas, desarrollo económico con justicia social, en síntesis, libertad pero dentro del orden, como lo establece el Escudo Nacional, nuestro emblema patrio; lo que hicieron fue amparados en su desconocimiento, les fue fácil sustituirlo, producto del mercado, como son la oferta y la demanda de la mermelada, y desde luego, subastando al gobierno, esos valores y principios que nos inculcaron nuestros mayores, que deben estarse revolcando en sus tumbas, ante semejante Tsunami.

Ante esta catástrofe ideológica, el Centro Democrático, liderado por el Presidente Uribe, que erigiéndose por entre las ruinas de los partidos tradicionales, por la incapacidad para atender los requerimientos sociales, y con la seguridad democrática, generando inversión social, y desde luego, confianza inversionista, todo dentro de la libertad y del orden institucional, es por lo que el país, pese a las persecuciones de todo orden, llámense institucionales o no, se ha hecho merecedor a la nueva esperanza de los ciudadanos.