La Nación
EDITORIAL

¿Sin humedales?

Grave alerta la que ha lanzado un grupo investigador de la Universidad Surcolombiana, afirmando que en el corto período de cinco años, la ciudad de Neiva se quedaría sin un solo humedal. Hoy, dicen los investigadores, apenas queda un 20 por ciento del total de humedales con que contaba la capital huilense hasta hace pocas décadas; el grueso de los que han desaparecido simple y llanamente han quedado sepultados bajo el cemento de proyectos de construcción. Y lo peor es que la depredación no se detiene y poco o nada se ha hecho para evitar estos gravísimos atentados contra el equilibrio ambiental, con mayor severidad en una ciudad que debe soportar altísimas temperaturas, evidentes problemas de suministro de agua para sus 400 mil habitantes y tiene al lado el inminente riesgo de un proceso de desertización desde La Tatacoa.

Los humedales tienen tanta importancia que existe la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, conocida como Convenio de Ramsar, que los define a humedal como una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan. Su función principal, aparte de ser un gran ecosistema y un importante hábitat para muchos seres vivos, es que actúan como filtradores naturales de agua, debido a que sus plantas hidrófitas, gracias a sus tejidos, almacenan y liberan agua. Hasta antes del convenio Ramsar, en casi todo el mundo los humedales eran drenados por ser considerados una simple inundación de los terrenos, pero hoy se sabe que los humedales representan un gran ecosistema y se los valora más y protege.

De manera que estamos frente a una grave problemática que no ha tenido hasta ahora ninguna política pública específica, y lo poco alcanzado corresponde a luchas particulares de pequeños grupos ambientalistas y vecinos que se han opuesto a la destrucción de estos ecosistemas, en contravía del desarrollismo indiscriminado y la invasión incontenible del cemento. Por ello cobra especial relevancia el trabajo adelantado por el grupo de investigación ‘Simbiosis’, de la Universidad Surcolombiana, quienes mediante un periodo de estudio entre los años 1961 al 2014 encontraron que lo que fue denominado como estrella fluvial propia de la región, hoy yace bajo edificios y calles. Nos dicen los juiciosos investigadores que hoy vemos un paisaje desolador en el que las quebradas Avichente y La Toma ambientalmente ya no son sostenibles, porque es mucho mayor el crecimiento urbanístico que las zonas de protección.

Y todo esto ha ocurrido – y ocurrirá si no se toman medidas – pese a que las autoridades ambientales señalaron desde hace unos 20 años que las quebradas La Toma, Avichente y El Curíbano debían ser tratadas ecológicamente, no edificando, con el propósito de preservar mediante la creación de parques longitudinales de protección ecológica y ambiental. ¿Qué ha pasado? Que se siguió construyendo y en la mitad de la próxima década Neiva será una ciudad con progreso material y sin humedales.

“En el corto período de cinco años, la ciudad de Neiva se quedaría sin un solo humedal”

Editorialito

Con Brasil como país invitado y con la participación de otros destacados investigadores comienza hoy en Neiva el Primer Encuentro Internacional de Caficultura Sostenible y Agroecología. Un trascendental evento organizado por varias organizaciones públicas y privadas para impulsar la innovación y el desarrollo tecnológico de nuestra caficultura.