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¿Tu boca destila miel o incendia un bosque?

Irrefrenable para muchas personas es el controlar las palabras que salen por su boca, el hombre ha demostrado que puede domar fieras salvajes, pilotear cohetes y grandes naves, pero lamentablemente aún se le dificulta disciplinar su lengua.

El dicho tan conocido: “Piense antes de hablar” o “piense para hablar y nó hable para pensar”, es muy tangible y real, aquí no aplica el popular: “Del dicho al hecho hay mucho trecho”, ya que las palabras tienen un impresionante poder.

Piense por un momento si de su boca sale generalmente panales de miel al utilizar palabras positivas que: Motivan, consuelan, alegran, edifican, halagan, divierten o por el contrario su boca incendia un bosque con el uso de palabras negativas que: destruyen, menosprecian, subestiman, ridiculizan, incomodan, ofenden.

Las palabras son tan importantes como las intenciones con que se dicen, una palabra puede animar a alguien o puede lastimar. Una palabra puede generar risa o llanto, una palabra puede hacerlo sentir amado o rechazado. A través de la historia se ha escuchado hablar de dos términos: Bendición y Maldición, acuñando a la última un carácter de brujería o sus afines, sin embargo es tan sencillo desglosar bendición (decir bien) y maldición (decir mal).

Se maldice al hablar mal: de una persona, situación, circunstancia o de mí mismo. Algunas personas consideran que no deben utilizar un lenguaje irreal al hablar bien, cuando algo anda mal y dicen: “Pero es que yo no puedo mentir debo hablar lo que es”, aunque parezca corrido, fuera de serie, podemos hablar positivamente de algo que a nuestro parecer o que realmente no anda bien, de la siguiente manera ej: Una madre al llamarle la atención a su hijo desorganizado en vez de decirle: Cómo eres de desorganizado (negativo), puede decirle: Tú que eres obediente y haces todo bien, organiza tu habitación para que se vea bonita (positiva).

Al estar enfermo si le preguntan: ¿ Cómo está de salud?, en vez de responder: “Mal”, “yo soy el siguiente finado”, puede decir: “Me estoy mejorando”.

Si usted realmente quiere cambiar las circunstancias de su vida entonces empiece desde ya a utilizar palabras de bien y no de mal. Aunque en secuencia: Un pensamiento determina una emoción, una emoción una palabra, una palabra una actitud y una actitud crea un hábito.

Usted puede mejorar acciones y su comportamiento, cambiando sus pensamientos y sus palabras. Evite toda conversación: vacía, ociosa, inútil, mal intencionada y aprenda hablar lo bueno.
*Sicóloga