Ayudar a las personas que se encuentran en el camino, es la labor que desarrolla el grupo de Protección de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Neiva en tiempos de pandemia.
Bajo el sofocante sol de mediodía, en la ruta 45 entre Neiva y Aipe, muchas personas, unas migrantes, otras recolectoras de café y algunas con vida de gitano, recorren a pie o en bicicleta esta calurosa carretera, por falta recursos económicos y viven de la caridad de las personas de buen corazón en los sitios poblados que visitan.
Por esto, hasta allá se desplaza constantemente el grupo de Protección de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana, para compartir un refrigerio con las personas que recorren a pie esta vía en busca de una vida mejor.
“Los recursos para estas actividades son propios. Nosotros hacemos tamales y con esos fondos financiamos las actividades que desarrollamos. En esta oportunidad lo hicimos con las personas que se desplazan por las carreteras buscando nuevas oportunidades. La iniciativa nació porque en los desplazamientos que realizamos nos encontramos con personas que realmente necesitan ayuda en el camino”, dijo Yurani Hermosa, patrullera de Infancia y Adolescencia.
“Llegar con un vaso de gaseosa y un pan, así como una voz de aliento en estas circunstancias a estas personas que nos encontramos en el camino es algo que nos llena y nos nace hacer de corazón”, finalizó.
