Consuelo Serrato de Plazas
¿Consideras que si tu hijo se halla al interior del hogar estaría protegido de cualquier situación de riesgo? Pues te cuento que hoy en día dicha tesis se encuentra desvirtuada.
Indiscutiblemente la tecnología ha revolucionado de manera radical los estilos de vida. Sin duda forman parte esencial e influyen de manera determinante en el quehacer cotidiano. En efecto nadie desconoce su utilidad en los diversos ámbitos. Sin embargo cuando su uso no es el adecuado las consecuencias podrían resultar adversas y constituirse en una verdadera amenaza en particular para la integridad de niños y adolescentes.
Acaso ¿en alguna oportunidad has llegado a experimentar la siguiente escena? Niño encerrado en su habitación por largas horas inmerso en sus dispositivos electrónicos sin siquiera percatarse del tiempo que lleva hiperconectado y de paso desconectado por completo de su mundo exterior.
A la luz de tales razonamientos la psicopedagoga Cassiana Tardivo hace la siguiente reflexión: «Cuando entraban en la casa no existía una TV en cada cuarto, ni dispositivos electrónicos en sus manos. Hoy no escuchamos sus voces, no escuchamos sus pensamientos y fantasías, los niños están ahí, dentro de sus cuartos, y por eso pensamos que están seguros».
Aunado a ello la Unicef en su último informe anual «Niños en un mundo digital» señala que «los teléfonos inteligentes están alimentando una «cultura del dormitorio», y para muchos niños el acceso en línea es cada vez más personal, tiene un carácter más privado y está menos supervisado».
Frente a esta demoledora realidad ¿hasta dónde llega la responsabilidad de los padres?
Desde el marco de una autoridad bien ejercida están obligados a concientizarlos frente a las bondades y riesgos asociados al mundo virtual. Es tal su importancia que la Corte Suprema de Justicia en uno de sus pronunciamientos advierte que «los padres no pueden desconocer que los menores ante el avance de la tecnología están expuestos a múltiples espacios que pueden llevarlos a la puesta en peligro o vulneración de sus derechos». Por ello desde la responsabilidad parental que les asiste «más allá de los límites que fija el derecho a la intimidad, tienen la facultad de acceder a las comunicaciones de las plataformas tecnológicas que los niños, niñas y adolescentes reciben y abordan».
A tono con lo expresado los invito entonces para que emprendamos un proceso de «alfabetización digital» tendiente a desarrollar conocimientos y habilidades básicas que permitan salir al encuentro de los «nativos digitales» y acompañarlos en el uso adecuado de las nuevas tecnologías de la información pues tal y como lo expresara Bill Gates: «La tecnología es solo una herramienta. Para conseguir que los niños trabajen juntos y motivarles, el profesor es lo más importante».