La Nación
OPINIÓN

Zorrería

El Diccionario de la Real Academia Española ofrece dos acepciones para esta palabra: “Astucia, cautela de la zorra para buscar su alimento” o “Astucia, ardid, habilidad para engañar.” Estas acepciones cuadran muy bien con el contenido del artículo publicado en el día de ayer por este diario con el título de “Campaña electoral, futuro incierto.”

El tono del artículo en mención parece ser el de esos comentarios de café que se estilan en épocas electorales, pero resulta interesante pues su título permite deducir lo que a futuro  puede esperar el pueblo del Huila de sus políticos tradicionales y de los más recientes de factura derechista o incluso ultramontana cercana al fascismo: incertidumbre total acerca de la posibilidad de que esas opciones políticas resulten eficaces para solucionar sus necesidades materiales o espirituales.

En las dos acepciones del Diccionario aparece la palabra “astucia” y en la segunda la frase “habilidad para engañar.” La astucia es aceptable si la entendemos como sagacidad, pero si no va unida a la razón se queda en el puro plano del engaño. ¿A quién? Al pueblo del Huila, naturalmente. Ese pueblo ni siquiera se menciona en el juego de ajedrez electoral de esos partidos. Es como si no existiera o como si fuera una simple montonera endosable incapaz de pensar o de ser artífice de su propio destino. Y al que han manipulado desde siempre con el clientelismo, el ofrecimiento de dineros y la compra de votos, prácticas que ya se están viendo en comunidades rurales y urbanas que hemos visitado recientemente, según nos han dicho ciudadanos que allí viven.

El artículo muestra unos partidos sin identidad, interesados sólo en el poder para asaltar los recursos del Estado y en las negociaciones burocráticas. No hay discusiones de fondo o planteamientos sobre temas fundamentales como el Proceso de La Habana (sólo se lo menciona de paso y a la carrera), la defensa del territorio y de los recursos naturales, y la corrupción, entre otros. De ningún modo representan una opción de esperanza para el pueblo opita, son partidos en descomposición que nada aportarían en el escenario de un posconflicto de donde debe surgir un nuevo país con paz, democracia y justicia social.

Y el artículo de análisis de este Diario invisibiliza totalmente la opción alternativa a la gobernación del Huila expresa en la alianza de partidos como la Unión Patriótica y el Polo Democrático, y de movimientos como la Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos y Progresistas, que personalmente represento como candidato legalmente inscrito.

Nosotros no somos culpables del atraso y la desigualdad del Departamento, hemos afrontado el genocidio de la UP, la muerte y desaparición forzada de muchos militantes de los partidos y movimientos citados, los carcelazos, persecuciones y exilios, siempre hemos presentado propuestas en que los protagonistas son los sectores populares y en la pasada elección presidencial la alianza Polo-UP consiguió 53.000 votos en el Departamento. Seguimos existiendo y tenemos seguridad de que el pueblo unido y organizado será el verdugo de esa cadena de muerte, miseria, corrupción, desempleo, desigualdad y entrega de los recursos naturales que aún lo aprisiona.

Señores politiqueros: el tiempo de las zorrerías ya empieza a declinar pues el pueblo trabajador está tomando conciencia del despojo y del engaño.