La Nación
  Surgimiento y decadencia del poder  1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

  Surgimiento y decadencia del poder 

Marcos Silva

 

La historia enseña   que el poder económico-político y capacidad de dominación internacional, que ejercen determinadas naciones, coincide con sus altos niveles de desarrollo, económico, científico y tecnológico, logrados.  Que  ese potencial de poder y capacidad de dominación, generalmente  desencadena abusos de poder y  que con el transcurso del tiempo,  y  el desarrollo y universalización del conocimiento científico-técnico, esa  capacidad de dominación llega a su punto de inflexión, caracterizado por  el declive competitivo y del poder político.

Bajo los efectos de esas circunstancias, los electores de esas naciones,  tienen que enfrentarse a la evidencia del declive de poder y a sus consecuencias.  Y  es cuando con facilidad pueden ser deslumbrados por espejismos populistas, que los llevan  a elegir gobernantes irresponsables  y mediocres,  que siempre se rodean de personajes oscuros, obsesivos y compulsivos. Ocurre en todos los niveles de poder. Colombia no es excepción.

La mediocridad recurre al autoritarismo y a la fuerza, condiciones que  atraen siempre a hombres de escasa moralidad y racionalidad.

Es lo que le ocurre a  E. U., entre otros, con el Sr. Trump, narcisista obsesivo compulsivo,  mitómano irredimible,  calculador, secundado por un  equipo de gobierno y asesores  de ultraderecha,  como John Bolton, Elliot Abrams, Mike Pompeo,  la directora de la CIA, Gina Haspel, las mayorías republicanas, entre otros.

Las políticas de dominación las aplican  mediante imposición de tratados o desconocimiento de ellos, imposición del modelo económico, sanciones económicas, condicionado y obligado  endeudamiento público, amenaza militar y/o acuerdos de  cooperación (Plan Colombia,  antinarcóticos) y espionaje,   etc.

Bajo premisas y objetivos propios del hegemonismo del poder,  mediante decisiones y acciones  autocráticas,  los E. U. han intervenido e intervienen  en el ejercicio del poder de naciones, quitando  o imponiendo gobernantes, desestabilizándolos  y/o asfixiándolos económicamente, dirigiendo y condicionando  la estructuración de marcos institucionales débiles y laxos, favorables a los  objetivos del mercado y la circulación del capital transnacional. Son acciones y efectos que el planeta y en particular  Latinoamérica padece  sistemáticamente, y que recrudecen con el obsesivo objetivo de la reelección, del Sr. Trump.

Esa dominación la facilitan, en naciones dependientes y sometidas,  gobernantes irresponsables y mediocres,   secuaces  y vasallos incondicionales, obedientes  a las directrices del poder transnacional (Colombia);  generalmente sometidos a  presiones,  halagos económicos  y/o amenazas de intervención económica y militar.

E.E. U. U. no ha sido juzgado por diversas agresiones, abusos y acciones criminales y de lesa humanidad perpetradas contra Cuba, Granada, Haití, Panamá, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Argentina,  Yugoslavia, Irak, Libia, Siria, Irán, entre muchas otras naciones y persiste en decidir sobre el destino de naciones, cuyo modelo económico-político, considera no favorable a sus intereses (Irán, Venezuela, Rusia, china, Siria, Irak, etc., en el presente). Hasta el presente, su hegemonía geopolítica le ha garantizado impunidad total.

Bajo la equivocada concepción del poder y  de derecho de dominio del mundo, los E. U., con el actual presidente, revive la visión imperial de “América para Loa americanos” (1823), bajo la nueva falacia de  “Estados Unidos primero”.

Desde el gran reparto del mundo en Yalta (Churchill, F. D. Roosevelt, Stalin 1945),  acto conque concluyó la Segunda Guerra Mundial,  E. U., ha logrado  amplio desarrollo, científico, tecnológico, industrial, comercial y poder  económico, que le ha proporcionado indiscutible poder de dominio  geopolítico y militar y  cree poder  mantener la hegemonía  global indefinidamente.

Con   la evolución y desarrollo global del modelo económico capitalista,  E. U. con su actual presidente,  se empeña en  profundizar el dominio planetario y tutelar el destino y desarrollo mundial,  económico, político, militar  y social,  desconociendo acuerdos y tratados suscritos por sus antecesores y avasallando derechos legítimos de naciones.

Con el transcurso del tiempo y la globalización del conocimiento científico y tecnológico, el dominio  tecnológico de la producción, la industrialización,  el comercio, el control del potencial  militar y la geopolítica, por parte de E. U.,  inevitablemente han tenido que enfrentarse al desarrollo de naciones emergentes e irremediablemente ir perdiendo posiciones políticas  y dominio  del mercado.

La  globalización del conocimiento científico y tecnológico y la asimilación del mismo por  naciones en desarrollo, les proporcionó   capacidad para  competir con producción y participación en el mercado global, en todas las áreas del desarrollo. Es la  causa fundamental y real del malestar de los círculos de  poder de E. U., y del actual gobierno y es el generador  de las turbulencias del poder ejercido por el Sr. Trump,  que devino en enfrentamiento con naciones que han logrado altos niveles desarrollo, por la disputa de los mercados y áreas de influencia económico-política, como ocurre con China y Rusia, entre otras.

Son hechos evidentes que demandan replanteamientos en las  relaciones internacionales entre nación, desarrolladas y en desarrollo y organizaciones de naciones, en todos los campos del desarrollo y que deben resolverse bajo los efectos de la crisis socioeconómica y política que catapultó la pandemia del COVID 19.

Con fundamento en  las anteriores  consideraciones y ante las sistemáticas y caprichosas decisiones que toma el gobierno del Sr. Trump, contra el modelo económico de mercado y de libre competencia y globalización del comercio internacional,  se tiene que desarrollar la guerra comercial  entre E. U. y China,  que con el tiempo se esta extendiendo a otras naciones,  puede desencadenar resultados insospechados, debido al talante paranoico compulsivo del jefe de gobierno de E. U. y los estímulos calculados de la ultraderecha norteamericana.

La inevitable encrucijada socioeconómica y política global agudizada por la pandemia del COVID-19, junto a las crecientes tensiones internacionales,    deben ser motivo de preocupación, toma de decisiones y acciones  de todos los gobiernos,  dirigentes y ciudadanos del mundo, en particular de las naciones en desarrollo y deben resolverse, racional y  favorablemente a los interés y derechos, económicos, sociales y soberanos  legítimos de todas las naciones.

Es imperativo entender la problemática socioeconómica y geopolítica presentes  y actuar en consonancia con las organizaciones políticas y dirigentes de todas las naciones,  para  replantear y redefinir  integralmente los principios y derechos  de soberanía nacional y del marco legal internacional en que deben fundamentarse, asumidas como un imperativo de seguridad nacional.