La Nación
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Santos tiene la razón

Venezuela no solamente es el vecino y hermano país con lazos históricos desde la independencia misma, sino que tradicionalmente ha sido nuestro segundo socio comercial más importante, posición resquebrajada a raíz de la época “chavista” donde “la geopolítica” era utilizada para afianzar el prestigio presidencial de lado y lado de la frontera; circunstancia que fue superada con la llegada de Santos a la Presidencia de nuestro país, quien restableció la política internacional, comenzando con nuestros vecinos Ecuador y Venezuela que estaban por el suelo; y pragmáticamente puso la mirada en este último, quien sería socio estratégico para lograr el bien superior de la paz de nuestra amada patria, incluso acuñando la famosa frase, de que Chávez sería “nuestro nuevo mejor amigo”. Y en efecto, este ambiente fue propicio para arrancar el proceso de reconciliación en Colombia, donde sin duda Venezuela con Chávez, y luego con Maduro ha jugado un “clave” papel.

En el vecino país hubo recientemente cuestionadas elecciones, donde con razón propios y extraños tienen serias dudas sobre los resultados electorales, donde ni siquiera con la exigencia de UNASUR fue posible verificarlos.

Venezuela no es el país democrático que quisiéramos; la oposición en ese país que es muy grande no tiene garantías de nada, ni siquiera en el Congreso mismo donde les dan el uso de la palabra y fueron víctimas recientemente de una agresión física, episodio que no queremos recordar porque riñe con elementales principios de una sociedad de “gentes”; pero para colmo de males, el nuevo Presidente de nuestro hermano país, no solamente quiere controlar la oposición en su jurisdicción sino “allende” de las fronteras, donde el Gobierno colombiano recientemente con la visita del ex candidato Capriles a Bogotá, fue víctima de insultos y amenazas de Maduro.

Qué tal que Colombia no tuviera autonomía para el manejo de su propia agenda, Santos tiene la razón, y puede recibir a las personalidades que considere, como lo puede hacer también el Congreso de nuestro país, sin pedirle permiso a nadie, y máxime cuando se trata de un visitante ilustre como lo es el jefe de la oposición de Venezuela.

Hizo bien, y tiene la razón el Presidente Santos al recibir a Capriles, y no nos vamos a dejar “chantajear” por el “indispensable rol” que Venezuela pueda jugar en el proceso de paz nuestro, reconociendo lo importante que es, pero con ellos y sin ellos saldremos adelante.

Adenda: gratitud y reconocimiento por siempre al Obispo de Neiva, por las expresivas y sentidas palabras en las exequias de mi madre.