La Nación
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A la memoria del padre López

En olor de santidad, falleció el padre Marco Antonio López. Contrastan, los bullicios de la navidad y el año nuevo, con esa paz sencilla de alfarero, con que moldeó su vida. El varón de tosco sayal, se fue profundo y tranquilo entre silencios abaciales. Representa el padre López, a esa pléyade sacerdotal que con esteban Rojas trazó los límites del Huila, sin linderos en la vocación y el servicio espiritual a esta tierra de Dios. Hace poco se silenciaron los Pastrana; los padres Monje, Juan Ángel y Manuel Santos Ortiz; más atrás Gustavo Torres y Luis Ignacio Andrade, precedidos de Daniel Soto, Arsenio Repiso, Víctor Félix Silva, Justino Mañosca y Luis Artunduaga para mencionar sólo unos pocos, entre esos líderes espirituales que le dieron impulso intelectual y moral a los huilenses. Vibrantes oradores sagrados como  Rómulo Trujillo y educadores como Jenaro Díaz y Octavio Hernández rectores del Santa Librada, destacan a la iglesia como formadora del alma huilense. La quiebra decretada a la educación en nuestro departamento, deja a salvo la impartida desde Instituciones como el Claretiano y el Salesiano, y la que recibimos en el San Luis Gonzaga de Elías. No puede faltar en este reconocimiento justo, la mención de mujeres consagradas, como la hermana Sanjacinto, Vicentinas, Salesianas, y de la Presentación, que formaron y elevaron la dignidad y preponderancia de la mujer huilense. Guerreros de las causas sociales como Munar y los pastores Sarmiento Peralta y el negro Ramírez, reciente Obispo nuestro, nos enaltecen. Podemos con el papa Francisco, condenar la vanidad y la corrupción halladas en el Vaticano; unirnos al perdón que de rodillas ha pedido por los pederastas y curas abusadores de menores; condenar la avaricia y riqueza de curas agiotistas e hipócritas que violan los votos de pobreza, castidad y obediencia; pero no podemos en memoria del padre López, medir con la misma vara, la pobreza, castidad y ejemplo, de tantos párrocos humildes, que defienden su comunidad de la corrupción, y luchan con su feligresía contra las desigualdades e injusticias de un país libertino y mercantilista. Paz en la tumba del padre López, que la tiene bien ganada. Que la implore al niño del pesebre, para nuestra patria, con justicia y reparación. Que interceda por la salud del padre Sierra y la del padre Jaime Tovar, mi maestro y elocuente orador. Y finalmente que ponga en sus manos nuestro departamento, implorando su bendición y un conjuro contra la corrupción, para que en las venideras elecciones, sus adalides no se tomen por asalto nuestro patrimonio.