Asociatividad rural, problemas

Los paros campesinos y las negociaciones de paz de La Habana volvieron a poner en el centro del debate nacional el tema del desarrollo rural y una de las debilidades que todos los diagnósticos registran es la falta de asociatividad de los pequeños y medianos productores campesinos, sin la cual es imposible para ellos empresarizarse y lograr formas modernas de producción. La asistencia técnica, la comercialización agropecuaria, el apoyo de ciencia y tecnología en sus sistemas productivos, requiere de buenos niveles de organización. Esa organización de calidad no existe en el campo colombiano como tampoco en el huilense, por tres razones fundamentales. Primero, por una cultura individualista, acentuada con los fracasos organizativos, que llevan a los camposinos a desconfiar de las organizaciones en general. Segundo porque ni el estado ni los extensionistas rurales han hecho una adecuada diferenciación entre organización gremial y organización empresarial, mesclando sus funciones, competencias y sistemas operativos, que las vuelve ineficientes tanto en la labor política de representación ante el estado como en la económica de organizar el sistema productivo. La tercera, porque una frondosa legislación en este tema (desarrollo rural) ha permitido la existencia de infinidad de tipos de organización, sin que ninguna de ellas cumpla a cabalidad los propósitos para los que fue creada.

Hoy tenemos en el campo colombiano Juntas de Acción Comunal, Empresas Comunitarias, Distritos de Riego, Comités de cafeteros, ganaderos, arroceros, piscicultores, Asociaciones también de ganaderos, arroceros, piscicultores, fruticultores, Asociaciones de Usuarios, Empresas Asociativas de Trabajo, Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), Cooperativas, Precooperativas, Sociedades Anónimas, Sociedades Limitadas, Sociedades en Comandita, etc., etc., sin que esta riquezas de formas organizativas cumpla un papel decoroso en materia de desarrollo rural.

En el campo huilense sobresalen dos gremios por su alto nivel de asociatividad, su democracia, su participación en la planeación del desarrollo municipal y departamental. Son El Comité Departamental de Cafeteros y la Federación a Acuicultores en el Huila (Fedeacua). El resto (ganaderos, fruticultores, horticultores, arroceros, cacaoteros, paneleros) tienen niveles muy bajos de asociatividad gremial (por debajo del 50%), poca interlocución con el estado y muy limitada intervención en los procesos de planeación. En el campo empresarial sólo vale la pena destacar algunas cooperativas como Cadefihuila, Coocentral y Coagrohuila.

El Congreso de la República, bien por iniciativa propia o por iniciativa del ejecutivo, debería poner orden a este maremágnum en el que se pierde la asociatividad rural. Me ofrezco de asesor ad honorem de los parlamentarios del Huila, que quieran trabajar un proyecto de ley en esta materia.

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