La Nación
COLUMNISTAS

Atreverse a cambiar

 Las drogas son tan antiguas como la humanidad. La historia nos ha mostrado que desde las culturas milenarias de Europa que consumían alucinógenos, hasta sectas árabes como de los hashashins que utilizaban el hashish de manera ritual, el hombre ha buscado las drogas para provocar estados especiales de éxtasis religioso y espiritual. Si esta relación lleva tantos años, preguntémonos entonces, como ha decidido el hombre relacionarse con ellas, a través del tiempo.

En el caso de Colombia, podemos decir que durante los últimos 40 años nuestra relación estuvo mediada por convenciones norteamericanas que imponían una política prohibicionista que ordenaba estrategias militaristas de persecución a quienes producían, comercializaban y consumían ciertas sustancias psicoactivas, y que trajo consigo perdidas sociales y humanas, incalculables. Por eso, es hora de hacer un balance sobre que tanto nos ha servido esta estrategia y que costos o beneficios hemos alcanzado. En general, podemos decir que el balance es lamentable: La prohibición en Colombia se ha convertido en el mejor alimento para las mafias, el narcotráfico llegó a fracturar el Estado colombiano, los campesinos uno de los eslabones más débiles de toda esta cadena, han sido confundidos con peligrosos criminales y los consumidores con delincuentes.
  
Por todo esto, es necesario abrir el debate y cuestionar el camino de sangre que hasta hoy hemos andado.  Para hablar de drogas como el cannabis, no es necesario caer en el falso dilema de que solo hay dos opciones posibles: la prohibición o la legalización. En realidad, existen muchas opciones que no han sido consideradas y solo nos muestran  los puntos de vista extremos dentro de un espectro de posibilidades. Estamos hablando de una droga que hasta ahora había sido satanizada y prohibida, prohibición que le ha causado mucho daño a Colombia, pero es precisamente por eso, que es necesario buscar una nueva política.

El pasado martes se aprobó en primer debate el proyecto de Marihuana Medicinal, un proyecto que más que cultivar marihuana, busca cultivar conocimiento sobre una planta con propiedades terapéuticas que puede traer beneficio a colombianos con enfermedades crónicas o terminales. Separar lo medicinal de lo recreativo si es posible, si construimos un buen sistema de regulación estatal, por eso vale la pena dar el debate, vale la pena cuestionar el camino andado, vale la pena cambiar el enfoque.