La Nación
COLUMNISTAS

¡Basta ya!

Los inmisericordes atropellos que ha ordenado el dictador venezolano Nicolás Maduro contra modestos e indefensos colombianos que residían en su territorio al otro lado de la frontera con Colombia, son para recurrir a todos los calificativos ante el demente proceder de este ignorante tirano.

Porque precisamente por su total incapacidad para gobernar una nación tan rica en producción y yacimientos petrolíferos, es que ha provocado la reacción del pueblo ante la inmensa cantidad de problemas de distinto orden que no ha podido resolver y que son de pleno conocimiento no solo en Latinoamérica, sino en todo el planeta.

Como la crisis acompañada por la altísima corrupción originada también por los canales que permite para el narcotráfico internacional lo tiene desquiciado, ha recurrido al nacionalismo falso de pueril estrategia electoral, de responsabilizar a los colombianos de la violencia y el desabastecimiento que afronta dramáticamente el hermano país. El jueguecito, no solo lo conocemos perfectamente aquí, sino que allá  tampoco se han comido el cuento.

Ante toda esta aberrante situación contra nuestros connacionales, ¿Dónde está el pronunciamiento enérgico de Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Carlos Lozano, para mencionar algunas de las cabezas visibles de la izquierda que tanto defienden los derechos humanos? ¿Y qué pasa con el Secretario de Unasur, el narco elegido Presidente, que cuando se pronuncia es para defender los intereses politiqueros de Maduro, porque con la aquiescencia de Santos se hizo nombrar allí, cargo por demás sin ninguna función específica, sobre todo en lo atinente al buen suceso de los países de la región a los cuales representa. Rectifico, si los representa para ser solidario pero con el grupo de naciones orientadas por el castro-chavismo, como determinara esa ideología comunista el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Y a propósito del fundador del Centro Democrático, si no es porque se va a la propia frontera a hacer valer los intereses de los compatriotas atropellados y a exigirle al déspota el respeto y la consideración que merece la persona como ser humano, el gobierno nacional se vio forzado a enviar a la Canciller y al Ministro del Interior para que hicieran un papel ridículo que les costó la rechifla de la gente aglomerada en el lugar de los nefastos acontecimientos.

Como al escribir este comentario no se conocen los resultados de la reunión de las cancilleres de los dos países, lo que ojalá de parte de Colombia sean para enaltecer valer nuestra dignidad y desde luego hacer partícipe de este objetivo al pueblo sufrido de Venezuela que con el nuestro al unísono y a todo pulmón exclama: ¡Basta ya!