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Campesinos: el asalto al cielo – Belén Alarcón

Después de nueve días del paro de cerca de diez y seis mil campesinos, una comisión de veinte de ellos llegó al mismísimo centro del poder a una mesa de concertación Después de nueve días del paro de cerca de diez y seis mil campesinos, una comisión de veinte de ellos llegó al mismísimo centro del poder a una mesa de concertación, presidida por la gobernadora con la tutela permanente del general Palomino, director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional; aunque tarde, pues ya se habían sucedido 36 heridos, era el escenario que los campesinos buscaban. Con un lenguaje remosado, propio para estos tiempos de negociación y con nuevos liderazgos, pasaron de los tradicionales pliegos de peticiones, a presentar una agenda endógena de paz y desarrollo rural que es su programa social y político en plena ebullición. El valor de sentar a los responsables de la política pública a la mesa, no radica tanto en la consecución del tramo de carretera o la dotación al centro de salud, que son importantes, sino en el de reconocerse y hacerse reconocer como interlocutor válido, vigente y actuante. El filosofo Emanuel Levinas realiza una interesante disertación sobre el reconocimiento, afirma que uno de los límites de la libertad humana está en el rostro del otro, en el cara a cara que nos obliga a escuchar las palabras, imaginarios e ideas de la alteridad. El Estado nunca ha querido mirar cara a cara a la mayoría de sus ciudadanos, no los ha reconocido, no ha escuchado sus discursos. El movimiento campesino obligó al Estado a escuchar sus palabras, se mostró en las mesas de negociación como movimiento ciudadano activo en defensa de sus derechos. La trascendencia de este acto político es incalculable. El Huila abrió las puertas para consolidar esto que podríamos llamar la primavera campesina en el país. Esta experiencia sienta un precedente  que sin duda  llegará a los oídos de la Mesa de negociación de paz, que no por casualidad, su primer punto de discusión es el tema agrario. La vigencia del tema agrario y el desarrollo rural en el país queda evidenciada en el departamento, donde luego del mandato campesino del 2003, las movilizaciones del 2007, 2009, 2010,  hoy  se ratifica con un movimiento social del campo articulado y consistente que se visibiliza como fuente de poder, con capacidad de interlocución. El silenciamiento de los medios de comunicación a lo de fondo que allí se decidía no logra cambiar esa realidad. Tanto campesinos como gobierno, hasta ahora serios, si nos atenemos al acuerdo de hacerle seguimiento mensual a los acuerdos pactados, han emprendido un camino sensato hacia el entendimiento. Hoy martes iniciarán la primera de las nueve mesas temáticas pactadas con el gobierno nacional, que al igual que la agenda de negociación de los diálogos de paz, es la de reforma agraria y soberanía alimentaria.