Rodrigo Lara Sánchez
El martes anterior se realizó un primer debate de precandidatos presidenciales organizado por El Tiempo y Semana. Fue el primer cara a cara de este año, de los muchos que veremos. En conclusión, mucha controversia y contrapunteo entre algunos candidatos, pero poco debate de ideas. El hecho de ser numerosa la participación (10 candidatos invitados sin contar que se quedaron varios por fuera, entre ellos Enrique Peñalosa), hizo que el debate se perdiera en pequeñas exposiciones y opiniones superficiales sobre diversos temas, pero de poca profundidad en los contenidos e ideas sobre la manera como afrontarán el manejo del país después del 7 de agosto próximo.
Pareció mas un cara a cara de los realities a los que nos han acostumbrado, en donde la afrenta y el descalificar al opositor se vuelven constantes. A lo mejor después de muchas infamias y maltratos vistos en esta campaña, precipitó ese tipo de respuestas en algunos candidatos, como si fuera la oportunidad para desahogarse.
No voy a profundizar en las propuestas de los candidatos, pero este primer debate fue insulso y superficial.
Ojalá los próximos debates y creería serian después de las consultas de marzo, puedan ser mejores, permitiendo a los ciudadanos conocer el talante y sus propuestas, a la mayoría de los aspirantes ya los hemos visto gobernar, ya sea en alcaldías, gobernaciones o ministerios, y no creo estas disten mucho de sus resultados obtenidos previamente, entendiendo obviamente la complejidad de lo público y la realidad actual de Colombia.
En el Huila, se realizó el primer debate de candidatos a la Cámara de Representantes el cual fue poco difundido y visto, contando con la apatía de la mayor parte de los ciudadanos. Parece que en lo local pesa más un cartel en cada poste y una valla en cada esquina, porque ideas poco se han visto, aunque como en otras ocasiones las maquinarias aceitadas y las tulas de dinero recorran a diario las calles de nuestro pueblo convenciendo y comprando a tanto apático e incrédulo.
El debate y la forma de hacer la política deben cambiar, pero sobre todo quien debe hacerlo es el elector, castigando a aquellos que llenos de dinero buscan comprar la conciencia y mantener la misma realidad de corrupción y clientelismo. En marzo tendremos nuevamente esa oportunidad, escuchemos sus propuestas y miremos la forma de hacer la política, porque, en definitiva, lo único cierto es que el que paga para llegar, va a llegar a robar.