La tala inconsulta e indiscriminada de los árboles que ofrecían sombra y protección a las instalaciones de la sede escolar Antonio Nariño en el sur de la ciudad… LA NACIÓN, PITALITO La tala inconsulta e indiscriminada de los árboles que ofrecían sombra y protección a las instalaciones de la sede escolar Antonio Nariño en el sur de la ciudad, ha causado tristeza e indignación entre la comunidad educativa que impotente vio cómo el presidente de la Junta de Acción Comunal armado de machetes y motosierras arrasó en pocas horas las especies forestales que por más de 20 años habían cuidado niños, maestros y padres de familia. El crimen ecológico se inició la mañana del pasado miércoles cuando el presidente del barrio, Avelino Sabí, llegó al lugar con varios hombres y de inmediato procedió a derribar uno a uno los frondosos maderos frente a los niños que con tristeza veían caer las ramas que antes les habían brindado sombra y protección. Así, de manera despiadada fueron cortados 12 árboles que se encontraban en la parte exterior del establecimiento sin que las súplicas de los docentes y estudiantes lograran persuadir el dirigente, quien se amparaba en un permiso que inexplicablemente le otorgó la Gerencia de Agroempresarial. Aprovechamiento comercial Según comunicación del pasado 23 de enero suscrita por el ingeniero William Ignacio Montealegre, gerente de Agroempresarial, esa entidad dio concepto favorable para el aprovechamiento forestal aislado de los 19 árboles de las especies patevaca, samán y ocobo, localizados en la periferia del centro docente y se autoriza la comercialización de la madera resultante del proceso. Según el permiso, el presidente de la junta de acción comunal del barrio puede tumbar con fines comerciales ocho árboles de Patevaca, un Pino, cinco Samanes, y cinco Ocobos, porque según la visita técnica realizada, “éstos están ocasionado alto riesgo a la comunidad estudiantil y a la infraestructura del establecimiento”. 
La comunidad denunció la tala de los árboles y anunciaron denuncias.
