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Destino Colombia

Inadvertida pasó la moraleja “no existe algo más parecido al cine y la televisión que nuestra propia realidad”.

Miren como el despectivo calificativo de “colombianos” que recibimos fuera del país  tiene raíces mediáticas y políticas. Lo preocupante es que cada día nos parecemos más a lo que muestra la televisión y los noticieros, es lo que más rápido aprendemos. Veamos.

Hipótesis de entrada: La industria del celuloide ha tenido sus rachas de acción y violencia, recuerdo a famosos e inagotables gánsteres como Al Capone y las mafias sicilianas que en los treintas asolaron los “Yunaid Esteid”.

Los creativos se vieron abocados a recrear el fascinante mundo de encubiertos como los de Eliot Ness, Sherlock Holmes, Hércules Poirot, Bond 007, Mata Hari, Tintín, Llanero Solitario, Bat Masterson, Superman, Batman, Embajador de la India, Chapulín colorado, entre otros, para representar este mundo de apariencias.  

La guerra fría (1946 – 1970) igualmente aportó prototipos de intrigas, traiciones, asesinatos, terror, suspenso, drogadicción, contrabando, conspiraciones, delincuencia, masacres, guerras localizadas (miniguerras), etc.  

¿Por qué entonces sólo las películas colombianas son tomadas en serio hasta el punto de crearnos la identidad de sospechosos, mañosos, terroristas, narcos, prostitutos, sicarios, en los aeropuertos y fronteras? Igual calificativo se podría extrapolar a ingleses, gringos, suecos, alemanes, italianos, franceses, rusos, árabes, japoneses, chinos, fundamentalistas, como en el cine.

Para muchos, la explicación al macabro gentilicio está en películas como “La Virgen de los sicarios", "La vendedora de rosas", "María llena eres de Gracia", "Sin tetas no hay Paraíso", "El cartel de los sapos", "Los Protegidos", " La Viuda de la Mafia ", "Pandillas, Guerra y Paz", "El Capo", “El arriero”, “Colombian dream”, “Marcando calavera”, “El tigre colombiano”, “Apocalipsur”, “Pecados de mi padre”, “El Rey”, y muchísimas otras, buscando “rating” ¿pero es sólo eso? ¿Quiénes están interesados en crearnos la famita? ¿Quiénes financian estos “mass”? ¿Por qué?

Coletín: Quizá nuestra nacionalidad ha recaído en manos de inescrupulosos y nos creemos “verracos de guaca”. Acaso somos territorio de nadie.