El panorama que muestra el municipio de Hobo luego del vendaval es desgarrador, las 140 familias que resultaron afectadas están con sus enseres en la calle. Colchones, televisores, camas, estufas, equipos de sonido y ropa, adornan las cuadras de los siete barrios que padecieron con mayor rigor la fuerza de la tormenta.
Las 140 familias están a la espera de que el Gobierno les brinde una ayuda para poder reparar sus casas.
De las casas que resultaron afectadas, tres tuvieron que ser demolidas, porque amenazaban con terminar de caerse en cualquier momento. Las tres familias fueron reubicadas donde familiares mientras se decide su suerte.
Ayer los organismos de socorro trabajaban en el censo, tanto de personas como de inmuebles afectados, para poder decidir las acciones a realizar.
El panorama más desgarrador se vive en el barrio Manzanares, donde sus habitantes son humildes jornaleros que se van todo el día a trabajar al campo y el jueves cuando regresaron de sus labores encontraron sus casas sin techo y los enseres nadando.
Los niños tratan de encontrar algún pasatiempo mientras sus padres se dedican a recuperar lo que quedó después de la tormenta.
“Yo no podía creer lo que veía, me fui a trabajar desde la madrugada y a las cinco de tarde que regresé ya no tenía casa ni muebles ni dónde dormir, para rematar hoy (ayer) se hizo la evaluación de los daños del rancho y lo tuvieron que demoler, porque quedó para caerse. Estoy viviendo con mi mujer y los hijos de posada donde un familiar. Toca esperar a ver con qué nos van a salir, ojalá el Gobierno se dé cuenta de la situación que estamos viviendo y nos ayuden rápido”, dijo José Aramis Ballén Sánchez, habitante del barrio Manzanares.
Mercedes Gutiérrez, una humilde mujer que tiene su casa en la mitad de la cuadra de la calle principal del barrio Manzanares, no podía dar crédito a lo que sus ojos veían y soltó el llanto al ver que su vivienda, que con tanto sacrificio habían levantado con su esposo, estaba destechada y anegada”.
“Yo llegué como a las ocho de la noche, porque trabajo en una casa de familia y mi esposo en el campo. Cuando vi que la casita estaba sin techo y llena de agua, no tuve más que ponerme a llorar y ni forma de llamar a mi marido, porque el baja del campo los sábados. Esto es lo único que tenemos y no me resigno a perderlo, aquí está todo lo que hemos conseguido. Sólo me queda pedirle a Dios valor para volvernos a levantar”, dijo la mujer, mientras le daba la vuelta a un colchón para que se secara por ambos lados.
Los colches y toda clase de electrodomésticos están en las calles para que se sequen.
Como la historia de José y Mercedes hay una en cada esquina del municipio de Hobo, donde la gente pensaba que el jueves 24 de octubre el pueblo se iba a acabar, porque la furia de los vientos, el ruido del granizo sobre los techos, el rugir de los árboles y los truenos amenazaban con acabar todo.
Hoy sus habitantes buscan resurgir del lodo que les dejó la tormenta y buscan afanosos las latas de zinc retorcidas que volaron por varias cuadras a la redonda, para tratar de armar nuevamente los techos. Los colchones están en fila india por la carretera para que el sol los seque y los televisores los limpiaron, pero ayer todavía no los habían podido ensayar porque el servicio de energía aún no había retornado. Tres postes se cayeron y fueron suficientes para que el pueblo quedara sin energía eléctrica.
Las ayudas
El alcalde José Humberto Pastrana Chárry se reunió ayer con el Comité de Emergencias Departamental para coordinar las ayudas que deben llegar por parte de la Gobernación y del Gobierno Nacional.
“Estamos haciendo las estadísticas con bomberos y Defensa Civil para entregarlas al Departamento. Vamos a ir de casa en casa para evaluar los daños y asimismo determinar las ayudas. Dependiendo de las ayudas de la Gobernación y la Cruz Roja, miramos si se puede declarar la emergencia manifiesta para ubicar los recursos y poder ayudarle a la gente. Aspiro que en una semana ya esté solucionado este problema”, expresó el Alcalde.
Calamidad pública
El Gobierno Departamental declaró la calamidad pública para poder atender la emergencia que se extendió también a los municipios de Yaguará, Gigante y Teruel.
Entretanto, se conoció también que el Gobierno Nacional enviará 390 millones de pesos en ayudas consistentes en tejas de zinc, colchones, mercados y cobijas, entre otros elementos, que son indispensables en estos momentos para los damnificados.
Mercedes Gutiérrez no se resigna a perder lo poco que han conseguido con su esposo y trata de recuperar al menos los colchones.