Sergio Felipe Salamanca Borrero
A lo largo de este año de emergencia sanitaria, muchas empresas han tenido que cerrar y muchas otras han tenido que reinventarse, para poder sobrevivir a las nuevas condiciones. De igual forma, durante este año ha quedado patente lo paradójico y “pulpito” que resulta el negocio de las centrales de riesgo en Colombia. Paradójico, porque es un negocio cuyo florecimiento depende de la situación económica de las personas (naturales y jurídicas); y “pulpito”, por las razones que expondré a continuación.
Para comenzar, estimo oportuno llamar la atención sobre el hecho de que las centrales de riesgo se lucran de la información que suministramos gratuitamente cuando accedemos a alguno de los productos o servicios del sistema financiero, llegando al absurdo de existir cobros por poder consultar nuestra propia información. Esto, sin mencionar los profundos vacíos jurídicos relacionados con la operación de estas centrales, llevando a que más que certezas, existan mitos y leyendas en la materia.
¿Alguna vez ha escuchado la leyenda de que la consulta sucesiva de su puntaje crediticio tiene repercusiones negativas? ¿Tiene usted certeza de cuáles son las conductas más dañinas para su puntaje crediticio? Pues bien, luego de varios derechos de petición y de haber llevado varios casos en la materia, pude percatarme que no existen disposiciones que brinden plena certeza jurídica respecto de la forma en la cual es calculado nuestro puntaje crediticio.
A pesar de que han existido diferentes iniciativas legislativas y estamos ad portas de contar con una reforma a la ley 1266 de 2008 (ley en materia de habeas data), por medio del proyecto de ley estatutaria No. 62 de 2019, es posible apreciar que ninguna de estas iniciativas se ha enfocado en el puntaje, regulando aspectos relacionados con los reportes y su duración. Es en este sentido, que considero muy necesaria la expedición de una normativa que establezca parámetros claros y públicos en relación con los siguientes aspectos: (i). Variables que deben ser tenidas en cuenta por las centrales al calcular nuestro puntaje crediticio, (ii). La incidencia de estas variables en el puntaje, (iii). Creación de una escala de puntaje que guarde proporcionalidad con la gravedad de las conductas (no se debe castigar igual una deuda de cien mil pesos, a una deuda de mil millones de pesos).
En conclusión, es necesario contar con mayor claridad y transparencia, a la hora de calcular el puntaje crediticio de las personas, lo cual es indispensable para todo consumidor financiero.