La Nación
EDITORIAL

Editorial – ¿Sin estadio?

Pese a los numerosos anuncios rimbombantes del señor secretario General de Coldeportes, Hebert Artunduaga Pese a los numerosos anuncios rimbombantes del señor secretario General de Coldeportes, Hebert Artunduaga, respecto de inversiones supuestamente garantizadas de 20 mil o 25 mil millones de pesos, el presidente de la División Mayor del Fútbol Colombiano – Dimayor, Ramón Jessurum, ha soltado el batacazo: el Atlético Huila tendrá que buscar nueva sede para el 2013 si no se mejora el estadio “Guillermo Plazas Alcid”. Lo que ha dicho el alto ejecutivo futbolero es lo que ya había advertido el Ministerio del Interior: que se podría cerrar el máximo escenario de los huilenses porque no cumple con los  protocolos para la seguridad y la convivencia. Y el tema fue objeto de discusión durante la asamblea de la entidad en Bogotá; allí reafirmaron las precarias condiciones del escenario en el tema de seguridad y garantías mínimas para el desarrollo de la competencia deportiva en condiciones normales. La notificación fue inmediata: o se hacen las mejoras, arreglos y se disponen las condiciones mínimas exigidas por las autoridades, o el equipo tendrá que salir a buscar un estadio provisional, por supuesto fuera del departamento porque acá no hay otro disponible para el fútbol rentado. Toda la razón tienen la Dimayor y el Ministerio del Interior: desde las grandes inversiones hechas cuando el equipo ascendió a la Primera A en 1993, que aumentaron su capacidad de espectadores, poco o nada sustancial se ha hecho sobre las tribunas, servicios de baños, camerinos o el mismo terreno de juego, que provoca pena propia cuando se ve en la televisión nacional. Y el asunto es aún más grave porque la alerta es para cumplirla a más tardar comenzando el 2013, de manera tal que cualquier obra, mejora, arreglo o modificaciones tendrían que empezar de inmediato. Y tratándose de un escenario propiedad del Estado, en este caso la Alcaldía de Neiva, cualquiera de esas tareas debe pasar por los demorados procesos contractuales. ¿Culpa de quién? Sería inútil o inane discutir eso, pero lo cierto es que las falencias del estadio son de años atrás: nunca ha habido baños decentes, por ejemplo, y lo que se hizo en la década de los 90 se fue deteriorando paulatinamente sin doliente ninguno, ni siquiera de los directivos pasados y presentes, principales interesados en las condiciones del coliseo futbolístico. Sólo este año el actual Alcalde y los dueños del equipo comenzaron a plantear las preocupaciones, y en esa tarea apareció el Secretario General de Coldeportes anunciando miles de millones de pesos que hoy no existen, por lo menos en términos de reservas presupuestales. Desalentadora noticia la que recibe la afición del cuadro amarillo y verde. Es urgente que se ponga en marcha el liderazgo del Alcalde, y de la misma Gobernadora, además de la clase parlamentaria para buscar salidas inmediatas a esta situación, que pone en riesgo la permanencia del equipo, y no por su venta a foráneos, sino por la desidia, negligencia y despreocupación de todos los responsables del asunto.