La Nación
¿Educar o adoctrinar? 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

¿Educar o adoctrinar?

 

Piero Emmanuel Silva Arce

Por estos días la Universidad Sergio Arboleda está ofreciendo descuentos a aquellas personas que certifiquen ser parte del Partido Conservador y hayan participado activamente al interior de la colectividad. Como se anuncia de manera clara, la oferta es restringida, excluyente y tiene un marcado interés partidista en una institución que, se supone, debe estar orientada hacia el desarrollo del conocimiento crítico y del bienestar social. Una Universidad con una clara doctrina política, religiosa o económica, debería denominarse convento, secta o falange. De parte de la Sergio Arboleda, Álvaro Uribe recibió un doctorado honoris causa; ¿lo estarían premiando por los crímenes cometidos durante su gobierno?

A finales del siglo XIX era evidente que las instituciones educativas obedecían a las contiendas bipartidistas. Los liberales, al igual que los conservadores, poseían sus colegios y universidades; los hijos de las élites políticas se educaban en las instituciones afines a los partidos políticos donde nacían y la educación se orientaba de acuerdo a las perspectivas políticas, económicas y culturales. Los conservadores, al estilo de Laureano Gómez, recibían en el Colegio San Bartolomé, dirigido por jesuitas, una educación cimentada en los valores católicos, mientras que los que iban a colegios liberales recibían un adiestramiento más cercano al racionalismo. Algunas de las Universidades más importantes nacieron con un marcado interés político; por ejemplo, el Externado era de línea liberal, mientras que la Javeriana de tendencia conservadora.

Si bien varias de las universidades más importantes nacieron con marcados sesgos políticos, esto fue dejando de ser tan evidente ya que rompía la esencia de una institución moderna, donde lo importante es el pensamiento libre y el avance del conocimiento. Además, los claustros se fueron complejizando debido a las disputas internas protagonizadas por profesores y estudiantes, al calor de las coyunturas nacionales e internacionales que se iban desarrollando.

Para comprender el desarrollo de las Universidades en relación con el devenir político en Colombia, recomiendo leer el libro escrito por James Henderson (2006): La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez 1889-1965. Finalmente, hay que decir que el adefesio propuesto por la Universidad Sergio Arboleda confirma que a la educación en Colombia tampoco le ha llegado la modernidad. Esta sigue encorsetada por grupos de interés que impiden el avance de un conocimiento riguroso, crítico y pertinente.

Investigador del grupo Estudios Políticos.