La Nación
El arte y la tradición 1 29 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El arte y la tradición

Libardo Gómez

Atravesar el Huila por carretera, a pesar de su mal estado y la proliferación de peajes, es una experiencia maravillosa en cualquier época; en especial la temporada de lluvias acentúa el verdor del paisaje y la exuberancia del follaje natural. La navidad un momento cargado de singulares sentimientos, permite a los habitantes de diferentes municipios exponer sus extraordinarias capacidades artísticas en distintos ámbitos. El pesebre es un motivo privilegiado para dar rienda suelta a la imaginación y el uso de variados materiales con los cuales se elaboran las figuras icónicas del nacimiento y el ambiente que lo rodea. Una parada en la Jagua, municipio de Garzón es imperdible, las cuadras compiten por la mejor representación y mientras una rinde culto a la naturaleza encarnada en aves y fauna silvestre; otra talla la sociedad egipcia de pirámides y sarcófagos destinados a la ultima morada de los faraones, victimarios del pueblo judío hasta su redención con Moisés, el niño salvado de las aguas; una tercera se apega a la tradición y en tamaño gigante presenta a los reyes magos acompañados de sus camellos aproximándose al nacimiento; otros motivos se visibilizan en otras calles y en la noche el espectáculo toma un aire nuevo que dan las sombras y los colores de las luces que alumbran el recorrido por la inspección, siempre valida de la leyenda de brujas que dan un tono misterioso al bello lugar.

Más al sur, San Agustín se luce con la ruta al parque arqueológico, figuras y árboles artificiales pletóricos de luminosidad en matices heterogéneos; una gama de estampas alegóricas a la cultura agustiniana en el marco de la fiesta religiosa asegura un acento propio que amplifica las posibilidades de trascender la leyenda de Belén.

No todo es dicha, abruptamente el municipio ve interrumpido el suministro de energía eléctrica por cerca de doce horas, sus habitantes se quejan de la relativa frecuencia con que esto ocurre, a pesar de que el departamento contribuye con 700 MW de energía al país para lo cual se sacrificaron alrededor de 15.000 hectáreas de las pocas tierras buenas del valle del río Magdalena, de éstas algo más de 8.000 cubrió la represa del Quimbo un proyecto montado no con la idea de resolver necesidades de energía de la población sino de ofrecer un negocio al capital financiero, urgido de nichos en los cuales invertir sus enormes excedentes, por ello no se ha respetado derechos de comunidades que vivían de actividades que se desarrollaban en la zona; el problema no es construir represas o intervenir la naturaleza, lo es cuando se hace para favorecer un mezquino interés particular y no el beneficio colectivo.

Las luces del pesebre no alcanzan este año a vencer la oscuridad de las dificultades de una enorme cantidad de hogares empobrecidos por las torcidas decisiones de quienes ataron sus intereses al capital financiero internacional y además han sufrido los embates de la pandemia, es posible que en marzo surja una esperanza, trabajaremos con empeño para que así sea y la navidad del 2022 proporcione un territorio en donde el sol brille para todos por igual.