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El dedo en la llaga, Por Raúl Eduardo Sánchez

A propósito de la pérdida de soberanía en el mar territorial de San Andrés, llegó la hora de hacerle una revisión integral La Cancillería colombiana A propósito de la pérdida de soberanía en el mar territorial de San Andrés, llegó la hora de hacerle una revisión integral al Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país. Lo primero que hay que decir, es que impera la politiquería en todo sentido. Los nombramientos bien lo sabemos todos en muchos casos se da por palanca del político de turno. Embajadores, cónsules, secretarios y demás funcionarios, son hermanos, familiares o amigos de los congresistas. Asimismo, muchos de los nombrados, ni hablan ingles, ni mucho menos la lengua del Estado en donde van a trabajar. A eso se le suma, que los funcionarios de carrera no son tenidos en cuenta para ocupar la titularidad de la embajada o del consulado, como si lo hacen casi todos los países del mundo cuyas cancillerías son fuertes como México o Brasil, sin embargo, la carrera diplomática no es la gran escuela, funcionarios algunos, no todos, con limitadas competencias y experticia en derecho o relaciones internacionales y curiosamente en ocasiones, y por experiencia personal lo digo, son mejores los funcionarios que no son de planta y que gozan de una buena recomendación gracias a su hoja de vida, ojala existiera esa mezcla entre la carrera y la competencia profesional de los externos. Me pregunto cuántos PhD de planta tiene el Ministerio. Otro factor que desangra las arcas del Ministerio son las famosas agregadurías en donde se “premian” a policías y militares en nuestras embajadas. Un agregado, no hace casi mucho, por no decir nada, los he visto leyendo o viendo televisión y mientras tanto se le paga su salario en Colombia y su estipendio como diplomático. El otro aspecto son las defensas internacionales. Con frecuencia nuestro país es condenado por la Comisión o la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se gastan sumas en abogados reconocidos en el ámbito local, pero con poca experiencia en lo internacional. Finalmente, están los cargos internacionales, postulamos abogados reconocidos con excelentes hoja de vida, pero sin perfil para el cargo. Dos ejemplos, Fernando Hinestrosa en el año 2000, para la Comisión de Derecho Internacional y Eduardo Cifuentes Muñoz, para magistrado de la Corte Penal Internacional, como dicen los jóvenes, nada que ver. Para no ir tan lejos, el juez ad hoc de la Corte Internacional de Justicia que podíamos postular, no era un colombiano, sino un canadiense, que falló en contra de nosotros. Qué tristeza y así se maneja nuestra diplomacia no ahora, sino de siempre.