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El juego de la Seducción

El Juego de la Seducción reúne toda una serie de habilidades que los hombres desarrollan, para seducir de exitosamente a una o varias mujeres.  Tiene que ver con interacción psicológica donde se atiende cuidadosamente lo relacionado con la forma como se actúa frente a cada mujer, la forma como se inicia una conversación y cómo termina una cita, llegando en muchos casos a tocar el inconsciente de la persona clamando aquellos deseos reprimidos, su liberación.
 
Para lograrlo, muchos aprenden técnicas para iniciar conversaciones con mujeres desconocidas, hacerse más atractivo a través de las redes sociales y por teléfono, superar la timidez, el miedo al rechazo, interactuar con diferentes grupos de mujeres, planificar una cita exitosa, identificar el momento adecuado para besa, desarrollar una personalidad atractiva, abrirse a emociones positivas, asumir una postura corporal que refleje seguridad, más confianza en sí mismo y ser espontáneo sin dejar de ser natural, de tal manera que llame la atención de quien se desea conquistar, se lidere la interacción, se concrete al final más de una fantasía y se conduzca hacia un punto de mayor intimidad.
 
Él asunto resulta más satisfactorio, cuando se da inicio al juego sexual, donde lo erótico prima sobre la razón. Corriendo el riesgo las mujeres de ser convertidas en un objeto sexual, en una mujer que simboliza el éxito masculino, al ser convertida como trofeo de seducción, perpetuando la tradición machista de nuestra sociedad, disfrazando  intenciones no siempre buenas, bajo un telón de romanticismo, con gestos sutiles, insinuaciones y veladas encantadoras.
 
La mujer está en su derecho de vivir este juego, lo que debe evitar es caer presa del deseo o pretender que quien la conquistó,  llene vacíos emocionales en su vida.  Esta es la principal debilidad que más aprovechan los seductores, hacer que la mujer se sienta ansiosa por el futuro, que se deprima en la soledad, que sienta el tedio que corroe su vida y que precisa de su presencia, de sus caricias para ser feliz y sobrevivir, penetrando de manera casi diabólica su espíritu, porque quien lo permite termina siendo un fiel y obediente servidor.
 
El amor es un sentimiento maravilloso, una oportunidad para crecer y ser felices.  El asunto es que, de la mano con la codicia, la vanidad, el ego, el aburrimiento, los deseos reprimidos o una soledad mal llevada, puede llevar a las personas a perder el control de sus emociones, la conciencia frente a lo que realmente merecen y la no identificación de su misión en la vida.