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¿Estamos preparados para la vejez? 4 26 abril, 2024
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¿Estamos preparados para la vejez?

¿Estamos preparados para la vejez? 10 26 abril, 2024
La sociedad colombiana debe prepararse para tener una vejez protegida, participativa y segura.
La vejez es una etapa para la cual la sociedad colombiana no se está preparando adecuadamente, aunque su crecimiento demográfico es bastante acelerado en el país y en el mundo. Grandes son los retos para evitar que en el presente y en el futuro, los adultos mayores permanezcan sin seguridad social, en dependencia económica y/o lesionados en sus derechos. Radiografía del sector poblacional.

Actualmente en Colombia hay 4.964.793 personas mayores de 60 años, que equivalen al 10,3% del total de la población del país, según el Departamento Nacional de Estadística (Dane). La entidad estatal proyecta que para el año 2020, los ancianos serán aproximadamente 6.500.000 personas, lo que representaría un crecimiento del 31%.

El departamento del Huila actualmente tiene 108.362 adultos mayores y se proyecta que en siete años esa cifra aumente a 135.734 ancianos, un aumento del 25,3%. Entre las ciudades y departamentos con mayor crecimiento porcentual se ubican Atlántico, con un 43,6%; Bogotá, con un 41%; Antioquia, con un 32,2% y Bolívar, con un 29.5%.

Según expertos médicos, las causas del rápido envejecimiento poblacional se encuentran directamente relacionadas con el descenso de la fecundidad y con la reducción de la mortalidad. Es decir, que mientras disminuye la proporción de personas menores de 15 años, aumenta el número de personas mayores.

Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, en el año 2050 la población mayor de 60 años reunirá a más de 2.000 millones de personas en el mundo, situación que evidencia la rapidez con la que avanza el proceso de envejecimiento de la población mundial.

“Se requieren políticas claras y operativas que permitan que las personas puedan llegar a tener una vejez sana, segura y participativa en la sociedad, para evitar así que mañana tengamos una población demográficamente envejecida, sin seguridad, dependiente y lesionada en sus derechos”, aseguró Lina González, médica psiquiatra con trabajo en adulto mayor y consultora del tema para la Fundación Saldarriaga Concha.

Según González, el tener un mayor número de personas mayores obliga al país a actualizar y ampliar sus servicios en salud y protección a la población mayor, ya que al no generar las medidas de previsión necesarias para enfrentar estos cambios, va a generar un conflicto económico y social a futuro.

“Existen múltiples líneas de trabajo como el cuidado en la salud, la alimentación adecuada, el ejercicio físico, la generación y mantenimiento de redes de apoyo, la educación, la actividad laboral, el ahorro y la previsión económica para la vejez, entre otros”, manifestó la especialista.

Productividad
Para Lina González, los ciudadanos y la sociedad se tienen que preparar para que la vejez sea una etapa activa y productiva, pero la productividad de las personas mayores no está necesariamente relacionada con la remuneración económica.

La experta aseguró que diversas actividades permiten que esta población pueda invertir su tiempo, capacidades y conocimientos; permitiéndoles ser productivos y, al mismo tiempo, ayudándoles a prevenir el aislamiento social y enfermedades mentales como la depresión.

Norma Sánchez, líder en proyectos de envejecimiento y vejez de la Fundación Saldarriaga Concha, aseguró que para gozar de una vejez activa y autodependiente, es importante que todos los ciudadanos tengan presente que están envejeciendo y que el ahorro es fundamental, más es un país en el cual existe un alto nivel de informalidad y donde la cultura de ahorro es muy baja.

“El pensamiento a corto plazo, sobre todo en las personas más jóvenes, lleva a que se pierdan años importantes de ahorro y provisión”, aseguró.

Maltrato
Aunque en muchas comunidades, especialmente en las indígenas, los ancianos son las personas más respetadas, protegidas y valoradas del núcleo social; en nuestra sociedad no lo son y en múltiples ocasiones se convierten en una de las poblaciones más maltratadas y abusadas.

Esta lamentable situación se registran permanentemente en hospitales, instituciones de atención especializada e incluso en los propios hogares. El maltrato puede ser de tipo físico, económico (financiero, patrimonial, material), sexual, por negligencia o abandono y psicológico, siendo este el más frecuente.

Lina González considera que esta situación obedece a la falta de promoción de derechos y de legislación específica para este grupo poblacional, la ausencia de mecanismos efectivos para la detección del maltrato, de reconocimiento de la persona mayor en la sociedad, de denuncias por parte de los agredidos y de educación sobre envejecimiento y vejez.

Asimismo, la disminución de la capacidad productiva o la sensación de no tenerla, hacen que al llegar a la vejez, muchas personas experimenten estados de depresión y otros conflictos que afectan su estado psicológico y emocional. Esto puede llevarlas a tener actitudes suicidas o a convertirlas en blanco de múltiples agresiones.

De acuerdo con las últimas cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses , entre enero y abril de 2012 se reportaron en el país 2.161 casos de violencia física contra las personas mayores, entre homicidios, lesiones personales, delitos sexuales, maltrato intrafamiliar y suicidios.

“Este es un asunto que se asocia a lo cultural, a lo educativo, a lo social y se relaciona particularmente con el manejo que le damos a las situaciones relacionales, al agotamiento del cuidador, a la falta de reconocimiento del adulto mayor y a la perspectiva de ‘mejoría y entendimiento’ a través de la agresión”, manifestó González.

Accidentes
Caídas, quemaduras, cortes e intoxicaciones son, entre otros, los accidentes que se presentan con mayor regularidad en las personas mayores, pero que no cuentan con la relevancia que tienen los accidentes de tránsito, aun cuando son de mucho cuidado por la incidencia que tienen en este grupo poblacional y en las familias.

Medicina Legal registró entre enero y septiembre del año 2011, 933 casos de accidentes domésticos en adultos mayores. De estos, 554 desencadenaron en la muerte de la persona. Durante este mismo periodo de tiempo, en el año 2012, Medicina Legal reportó 789 accidentes en población mayor de 60 años, 486 de estos condujeron a la muerte. Las cifras muestran que hubo una disminución de estos accidentes domésticos del 15,4% entre el 2011 y 2012.

Los departamentos en los que notablemente disminuyeron los índices de accidentes en las personas mayores durante este periodo fueron Santander (54%); Cundinamarca (38,6%); Córdoba (36,4%) y Norte de Santander (28,6%).

Sin embargo, González considera que las lesiones accidentales siguen constituyéndose en una importante carga de enfermedad para los adultos mayores.

“Esta carga en términos de salud, de psicología, de discapacidad, de aspectos sociales, de costos directos e indirectos, entre otros, genera la necesidad de fomentar y fortalecer todas las acciones que permitan disminuir la incidencia de accidentes para la población mayor”, manifestó.

Para la especialista, el impacto de las acciones preventivas a nivel de accidentalidad redunda en la calidad de vida que tengan tanto de las personas mayores como sus familias. “Tenemos que recordar que la prevención de accidentes es una tarea fundamentalmente educativa que es responsabilidad de toda la sociedad”, afirmó.

“Los accidentes pueden generar, entre otros, disminución en la calidad de vida de la persona, incremento en la posibilidad de dependencia, funcionalidad reducida, sobrecarga a la familia y a los cuidadores e incluso la muerte prematura”.

La consultora de la Fundación Saldarriaga Concha considera además, que más allá de las lesiones físicas que puedan dejar los accidentes, hay un riesgo muy alto de que las personas mayores enfrenten secuelas psicológicas.

“Un accidente genera un importante impacto emocional que puede ir desde el miedo hasta la presentación de un nuevo incidente, trastornos depresivos o evitar cualquier acto, movimiento o salida que pueda estar asociada con un posible hecho desafortunado”, señaló González.

Cambios sociales
Uno de los mayores retos que afronta el manejo de la vejez en la sociedad, es educativo. En múltiples ocasiones se considera que los conocimientos y destrezas de las personas mayores no sirven para nada, lo que genera que muchos de ellos se sientan disminuidos y crean que aquello que construyeron en años de trabajo y dedicación ha sido un esfuerzo en vano.

En otros casos, las personas llegan a la vejez sin preparación alguna y sin planear actividades van a desarrollar después de su jubilación, empeora su incertidumbre y los pone en un mayor riesgo.

San Pedro, Papá Noel y cuidador de motos
Eduardo Álvarez, 71 años de edad, trabaja desde las 5:30 a.m. hasta las 6:00 p.m., cuidando motos en el barrio Calixto de Neiva, en las afueras del edificio de la Electrificadora del Huila. Además, recorre las calles de Neiva en las fiestas de junio representando a San Pedro.
En navidad, es contratado como Papá Noel.

“Vivo con mi esposa, la madre de cinco de mis hijos. En realidad, tuve 10 hijos, pero dos de ellos me los asesinaron. Nietos ya tengo como 60. Tengo una pensión de un salario mínimo, pero no me alcanza para mis gastos familiares y por eso trabajo cuidando motocicletas”, aseguró con mucha jovialidad, mientras retiraba los cartones que había puesto encima de una moto para protegerla del sol.

“No hago parte de ningún programa para el adulto mayor. Vivo en una casa que estoy pagando en el Fondo Nacional del Ahorro con mi trabajo diario. Me solventó la vida hasta que Dios me lo permita, sin hacerle mal a nadie”, expresó.

“Salgo al trabajo a las 5:30 a.m. y estoy cuidando motos hasta las 6:00 p.m. Mi rutina es de largas jornadas de trabajo. Mi mujer me trae el almuerzo y aquí estoy tranquilo, desestresado. En el trabajo las ganancias son relativas: hay días bueno, hay días malos, no todos son iguales”.

“En tiempos de fiesta participó en los desfiles como San Pedro y en diciembre soy Papá Noel. Siempre estoy dispuesto y me buscan bastante. Tengo la voluntad y me muevo mucho”.

Me rebusco la vida porque el salario que devengo no me alcanza y a mi edad, en ninguna parte me van a recibir. Desde que Dios me dé la voluntad de trabajar, yo lo seguiré haciendo, porque la vida está muy dura”, señaló.

Un taxista muy enérgico
Pedro Bello, taxista, 74 años de edad. “Desde los cinco años de edad empecé a trabajar porque mi papá me obligó. Nunca alcancé una pensión y por eso todos los días salgo a laborar. Desde las 7:00 a.m. hasta las 8:00 p.m. manejo el taxi. A las 11:00 a.m. voy a mi casa a almorzar y luego continuó la jornada. Vivo con mi esposa en casa propia. Tuve dos hijos, pero solo respondo por mi mujer y por mí”, aseguró mientras conducía su taxi con gran destreza.

“Es fundamental pensar en que hay que vivir. Con la mente ocupada, haciendo ejercicio, para que uno se mantenga activo. Las molestias en las rodillas no me dejan ahora hacer mucho deporte, pero yo fui atleta”, afirmó con orgullo.

“Para mantenerme joven trabajo duro. El trabajo dignifica a la persona, no la deja a uno pensar en cosas negativas, lo motiva, es salud, energía. Todo es positivo. Yo creo que todos los adultos mayores deben ocupar la mente en algo. Si yo dejo de trabajar me entumo”, exclamó entre risas.

Tips para una vejez segura
Algunas estrategias son efectivas para reducir el riesgo de caídas como el ejercicio regular para mejorar la fuerza y el equilibrio; la revisión y el ajuste de medicamentos por un profesional de la salud para evitar efectos secundarios como mareos, somnolencia o desorientación; y modificaciones en la casa como la instalación de barras para agarrarse, la remoción de partes peligrosas para engancharse, aumentar la luminosidad e instalar barandas a ambos lados de las escaleras.

Baño. Muchos accidentes en casa suelen ocurrir en este lugar debido a la humedad, superficies lisas y uso de jabón. Algunos de estos problemas pueden disminuir con estas medidas:

– No cubrir el piso con tapetes resbaladizos.
– Utilizar un tapete antideslizante en la regadera.
– Colocar barras de apoyo tanto en la ducha como cerca del inodoro para facilitar los movimientos de sentarse y levantarse.
– Para la regadera es muy útil contar con un banco antideslizante, que sea fácil de mover y a prueba de agua. Es ideal para quienes necesitan sentarse.
– También es importante que el baño cuente con buena iluminación de manera que permita ver el piso con claridad.
Dormitorio. Es otro de los lugares en los que se generan caídas con frecuencia, especialmente por falta de iluminación. En este caso los consejos son:
– Contar con piso antideslizante.
– Si tiene teléfono en la habitación, póngalo en un lugar al que sea fácil acceder desde la cama.
– Evitar muebles que entorpecen el paso.
– Evitar cables o extensiones eléctricas en zonas de tránsito.
– Colocar una lámpara que se pueda encender desde la cama para que la persona mayor no se levante a oscuras.
– Si se utiliza una alfombra para cubrir el piso, deberá ser colocada de pared a pared, para que no se deslice ni se arrugue.

Módulo de formación proyecto Ser Activo

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Cifras Nacionales. Suministradas por la Fundación Saldarriaga Concha – Medicina Legal.