La Nación
EDITORIAL

Atentados

Muy oportuna y conveniente la preocupación formal que ya han expresado los concejales de Neiva y otros sectores sociales respecto de la serie de atentados terroristas – afortunadamente a menor escala pero igualmente graves – que se han presentado en los recientes días en la ciudad, atribuidos todos ellos a maniobras extorsivas. Son ya cuatro los hechos presentados en menos de un mes, por supuesto generando el miedo, la zozobra y la inquietud de la ciudadanía que, esperanzada, había visto reducir casi a cero tales actos en la capital huilense en los últimos tres años. Con toda razón exigen acciones definitivas de las autoridades para evitar que se sigan presentando; hasta el momento sin ninguna víctima humana pero con todo lo que entraña escuchar fuertes detonaciones que alteran la relativa tranquilidad que hemos experimentado en esta época.

Y señalando de antemano que este tipo de hechos terroristas son muy difíciles de prevenir y contener, los resultados positivos en materia de seguridad que hemos tenido desde por lo menos el año 2011, indican que sí existen métodos, maniobras, estrategias y tácticas de nuestros organismos de seguridad para evitarlos desde su origen, en muy buena medida gracias a la participación activa y solidaria de los ciudadanos. De tal manera que si las medidas ya han probado sus buenos efectos, algo mal se debe estar haciendo o se modificaron de forma errada los mecanismos para que hoy estemos de nuevo bajo la zozobra del infame terrorismo indiscriminado sobre la ciudad, aciagas épocas que nos dejaron costosos y dolorosos resultados en vidas humanas, desarrollo social y economía regional.

¿O acaso, como señalan algunos y podríamos temer en determinado caso, se pudo bajar la guardia sobre ciertos áreas y grupos armados ilegales por obra y gracia del proceso de conversaciones de paz que se desarrolla con el Gobierno Nacional? ¿O es que se han reducido los equipos humanos y de logística en las Fuerzas Armadas en la región? ¿O han surgido nuevos fenómenos delincuenciales, no vinculados directamente a la guerrilla pero sí amparados en ella o usufructuando su nombre y prácticas criminales, que por su disgregación y falta de unidad es más difícil combatirlos? No cabe duda que estas acciones se ejecutan para intimidar a las víctimas que se niegan a pagar extorsiones, muchas veces, orquestadas desde varias cárceles del país, como está demostrado.

Surgen, en todo caso, muchas inquietudes alrededor de las recientes detonaciones contra establecimientos comerciales neivanos, mientras esperamos que haya respuestas, no tanto verbales sino efectivas en la contención de esta grave amenaza que se cierne sobre el buen avance logrado y que hemos alabado aquí respecto de seguridad, inversión, proyectos privados y públicos y una saludable percepción interna y externa. De ninguna manera se puede permitir que se pierdan estos notables logros; nada peor para mostrar hoy que el resurgimiento de la sorpresa terrorista sobre la ciudad; Policía, Ejército, Fiscalía, gobiernos local y departamental, con un llamado también al Gobierno Nacional, deben de nuevo aunar todos los esfuerzos en esa línea.

“Estas acciones se ejecutan para intimidar a las víctimas que se niegan a pagar extorsiones…”

EDITORIALITO
En buena hora la Asamblea Departamental inició el control político al programa de restaurantes escolares, que acaba de iniciar con serios problemas. La tercerización sigue afectando la calidad de las raciones cuyos costos se quedan en bolsillos de los intermediarios. Las minutas quedaron como meras justificaciones para ganarse la licitación. ¿Quién las controla?