Albeiro Castro Yépez
Como lo dirían las señoras bogotanas, que maravilla!!!, así quedamos quienes tuvimos la fortuna de vivir la experiencia del Primer Festival del Sendero Villamil, un evento organizado por las comunidades del corregimiento de Vegalarga, y, particularmente los del centro poblado de San Antonio de Anaconia, cuyos empresarios prestadores de servicios turísticos se constituyeron en Asociación Cívica de Turismo Rural en el Oriente de Neiva-ASOCITURN, como una organización comunitaria prospectada para oficiar como interlocutor local ante la institucionalidad del turismo colombiano; adicionalmente se conformó con el propósito de fortalecer y apoyar el desarrollo turístico de su entorno. En se edad temprana, esto es, tan solo año y medio de constituida, organizaron un recorrido para reconocer los quince emprendimientos que animan el Sendero a la Cuna de la Cultura Villamil.
Emocionante resultó el ejercicio de presentación realizado por cada uno de los empresarios, relatos cortos enfocados en el desarrollo de su idea de negocios, pero sobre todo, en la inspiración que los motivó a adoptar el nombre de una de las emblemáticas canciones del Maestro Villamil, desde luego, unos emprendimientos muestran mayor avance que otros, pero a la final, es lo que vale, todos están operando comercialmente y se perciben listos para recibir huéspedes, comensales, visitantes y turistas, un pequeño apalancamiento financiero no les caería mal, pero, lo que si resulta evidente y urgente es el mejoramiento de la malla vial, pues, el turista colombiano se moviliza en automóviles o camionetas de gama media y sin doble tracción.
Otra maravilla del recorrido fue la muestra folclórica, cada emprendedor mostró lo mejor de su gastronomía, entre tantos deliciosos bocados se destacan, las empanadas criollas con ají a placer, longaniza macerada en jugo de naranja agria, mistela, chicha de maíz, el famoso caldo campesino con cacao, bizcocho y queso, todo de producción casera; por supuesto, también se degustó la tradicional y clásica fritanga, el sancocho de gallina criolla, como decimos los campesinos “de verdad pa Dios”, esto es, criada en el corral de casa; y para rematar la noche con una caliente y aromatizada taza de agua de panela con generosas porciones de queso y almojábanas. Pero, no todo fue comilona, también hubo espacio para la comunión espiritual, se ofreció la santa eucaristía por las intenciones de los peregrinos y particularmente por el éxito de los empresarios y el bienestar de la comunidad; la música y danza, resultó toda una gala, rajaleñas, bambucos y sanjuaneros magistralmente interpretadas por músicos y bailarines llegados de Neiva, Tolima, Bogotá y lo mejor de todo, nativos de la zona rural del oriente de Neiva.
Para resalar que desde ya se trabaja en la organización de la segunda versión, que si bien, se realizará en octubre, estará precedida por eventos en los meses de febrero, mayo y junio. Éxitos en su nueva meta, para todos Feliz Navidad.