Eduardo Gutiérrez Arias
La Oficina de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia que preside la Alta Comisionada Michelle Bachelet, rindió su informe anual sobre el estado de estas garantías fundamentales en nuestro país mostrando un desolador panorama en la materia. Treinta seis masacres con 133 personas asesinadas, la cifra más alta en los últimos 5 años, 108 crímenes de líderes sociales y defensores de derechos humanos, asesinatos contra miembros de la guardia indígena en varias regiones del país, 113 amenazas y 360 agresiones contra periodistas, abuso del uso de la fuerza en la represión contra movilizaciones populares por parte de la policía y el ejército a raíz del paro del 21 de noviembre con un joven de 18 años asesinado en Bogotá por el ESMAD. A esto se le agrega los altos niveles de violencia sexual y de género y las amenazas y persecución contra los dirigentes de los partidos de oposición. Ante esto Duque responde como cualquier dictadorzuelo alegando injerencia en los asuntos internos de Colombia y planteando reformar el convenio que permite la presencia de esta Comisión en nuestro suelo. ¿Que busca el señor Duque? ¿Qué el mundo no se entere de esta trágica realidad? ¿Qué se oculte que detrás de muchos de estos crímenes existe un régimen político de carácter neofascista que busca cercenar las libertades públicas y el derecho a la protesta social?
El informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos incluyó a Colombia en la lista de países cuya situación de Derechos Humanos considera preocupante. Es bueno recordar que la organización irlandesa Front Line Defenders en su informe correspondiente al año 2018, registró a nivel mundial un total de 321 líderes sociales asesinados, y que de ellos 241 (el 75%) correspondieron a Latinoamérica. De estos el 54%, 174 crímenes, pertenecieron a dos países: Colombia, con 126 y México con 48. Otras naciones afectadas por este terrible fenómeno son Guatemala con 26, Brasil con 23, Venezuela con 5, Chile con 2, ecuador con 1 y Perú con 1. Pero mirado en términos globales el conjunto de hecho violatorios de aquello que las Naciones Unidos llaman “Derechos Humanos”, Colombia es de lejos la Nación más afectada y su solución implica un cambio en el modelo económico social de desarrollo y una profunda reforma a su régimen político como lo plantearon líderes nacionales asesinados como Luis Carlos Galán, Álvaro Gómez, Jaime Pardo y Carlos Pizarro, quienes propusieron cambios en la justicia, el sistema electoral, el régimen de partidos y el propio poder legislativo.