La Nación
COLUMNISTAS

Hombre Raúl, saludos por montones

Por tu hija Carolina me enteré de que tienes las catorce vidas de dos gatos. Hablo de catorce y no de siete porque has sobrevivido a señores achaques de salud. Te pasaste por la galleta un derrame hemorrágico, el coma de mes y medio, le hiciste el quite al estado vegetativo. Felicitaciones.

Supongo que hasta estuviste en el famoso túnel. También por Carolina supimos que ya casi estás al ciento por ciento. Si hasta le corriges la ortografía a la señora diseñadora.

Leí la noticia en La Nación, de Neiva, donde colaboro eventualmente, como tú, y en El Universal de Cartagena. En este diario la nota de Carolina apareció con mi firma. Espero que no me demandarás por plagio.

Tan pronto leí la noticia recordé que trabajábamos un buen trecho juntos, en TV Sucesos del maestro Acosta. Hacíamos los noticieros con las uñas. Un periodismo casi heroico. No faltabas con tus certeras colaboraciones de fin semana. Infatigable el muchacho este. Siempre en la jugada.

De esa vieja guardia ya no nos acompaña el gran Nacho Ramírez con quien me veía mucho, al final de sus días. Tremendo escritor y amigo. Jaime Sanín, uno de los editorialistas, también es carne de eternidad. Yamid Amat, como sabrás, en primera fila. Virginia Vallejo en los miamis, desde donde nos contó de sus amores con Pablo Escobar, a espaldas nuestras. Amparito Pérez es defensora del televidente de Caracol. Darío Silva-Silva es pastor de la Iglesia Casa sobre la Roca. Lo mismo el enano César Fernández. Hace tiempos no me veo con Justo, quien de pronto nos preparaba carne en salsa de marihuana. El gordo Arturo Posada en los miamis. Su hermano Fernando muy piloso, tiene su empresa de tv en Bogotá.

Y yo, de regreso a Medellín, después de vivir 45 años con sus noches en Bogotá. Ennietezco con todos los juguetes. Escribo para El Colombiano, de Medellín, todos los jueves, y eventualmente para El Tiempo y otras publicaciones. Hay que darle una mano a la pensión que alcancé trabajando en Colprensa. Sobreviví a un cáncer. No me dolió una muela. Con dos operaciones lo mandé pa’l lugar adecuado. Eso sí, lo mantengo monitoreado con un popurrí de médicos paisas. El nuevo peor amigo suele regresar.

No te quito más tiempo, apreciado Raúl. Mis saludos y felicitaciones a tus hijos por mantenerte de este lado de la vida. Menos mal no le dieron gusto al médico de Cleveland, ciudad donde nació mi yerno, Joshua Goodman, director de la AP para Colombia, Venezuela y Panamá.
Felicidades y que pronto estés de regreso a la fatiga. Odominguez