La Nación
COLUMNISTAS

Iglesias, políticos y negocios

Una de las fascinantes realidades del presente milenio, como estructura sustancial del caos, es la desaparición de los partidos y la proliferación de iglesias y sectas.
No son muchos los que comparten la fatal idea de que la Historia llegó a su final dentro del viejo proyecto de modernidad, en el que la idea de Dios, el Estado y la ciudadanía, constituían la razón de ser de la política, la autoridad y la organización humana.

En cambio se sobrepone la interesantísima idea de que todo lo que posa de aparente solidez y coherencia se desmorona en el aire como una montaña de algodón. No queda “método posible” para interpretar la congestión de hechos atropellados, incomprensibles, inesperados, insospechados, derivados del abata.

La nueva “postmodernidad” distante de los postulados de la “racionalidad” kantiana y el “desencanto” habermasiano han hecho explotar en pedazos cualquier lógica. Por el momento nos enfrentamos al juicio de los mercados, el consumismo y la vida “light” desechable.

¿Ahora quién podrá defendernos? ¿Cómo y cuándo se podrá recuperar la institucionalidad y la legitimidad de los partidos en Colombia? El resurgimiento de la política será la “tabla de salvación”. Mire usted.

Aquellos “partidos” que obtuvieron sentido desde la Revolución Francesa para acá, y que caracterizaron la modernidad del Estado, ya no son creíbles, ni confiables. Son ilusiones, fragmentos y facciones de grupos “sin rostro”, sin gobernabilidad, ni vigencia histórica, retazos de democracia.

Se hace necesario tomar distancia reflexiva y retomar el proyecto de Estado que teníamos al menos en la Constitución del 91.

Hipótesis: Los “partidos” se han cambiado por “agencias modernas de gestión política”, motivadas por la globalización y la dinámica de los mercados. Empresas preelectorales y electorales, en las que se le “apuesta” a un candidato, o a un proyecto, con el propósito de recuperar posteriormente la inversión a costa de los contribuyentes.

Epitafio: Con la inesperada y dolorosa partida de Sergio Younes lamentablemente se truncó la esperanza de tener una nueva clase de políticos en el Huila (q.e.p.d.)