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Impunidad y desgobierno – Marcos Silva Martinez

La comunidad en general, se habituó en convivir con la impunidad, la corrupción y el desgobierno.

La comunidad en general, se habituó en convivir con la impunidad, la corrupción y el desgobierno. Hay silencio cómplice e impunidad social.

No pocos jefes y subalternos de instituciones del estado, cuya razón de su existencia es el control y regulación de la actividad de los ciudadanos, dentro del marco legal, por lo general dan palos de ciegos, cuando no se convierten en conniventes de las irregularidades y el crimen. Hay casos a porrillo, en todo el país.

El espectáculo que recrea a muchos políticos, ejecutando el saqueo del presupuesto público, para hacerse elegir o nombrar en altas posiciones, es común en todos los niveles.

La vía más expedita es la contratación pública. El congresista, el diputado, el concejal, el gerente, el director, el jefe, no se untan. En contados casos dejan huellas que los pueden comprometer.  Los coequiperos y testaferros hacen su oficio con maestría. La impunidad, que supera el 97%, hace el resto.

No importa el costo de la obra. No importa que roben. Lo importante es que hagan algo, ya es común oír de la gente. Por eso estamos como estamos.

La sociedad civil se habituó a tolerar, a consentir, a no hacer respetar sus derechos.

Muchos gobernantes y politiqueros hacen lo que les viene en gana, no para beneficio del interés general, sino de los círculos de poder y su entorno plutocrático. Sin embargo los reeligen.  Hay contadas excepciones.

Por eso el auge y aclimatamiento del narcotráfico, la corrupción y la impunidad.

Los desplazados, siguen como tal, no obstante la Ley de Justicia y Restitución.

La mayoría de los entes estatales estén en quiebra. En particular, hospitales, clínicas, Fosyga. El sector salud colapsado, mientras unos pocos delincuentes disfrutan los dineros saqueados, sin que el estado ejerza autoridad, a favor de los afiliados. Las vías intermunicipales y urbanas colapsadas, mientras unos pocos avivatos se apoderan de los peajes y del patrimonio público. La justicia está más ciega y torpe y corrupta. Los últimos hechos no dejan duda.

El negocio de la educación, a la deriva en calidad y pertinencia, sin que el estado se atreva a imponer orden.

Con semejante desolador horizonte de desorden e irresponsabilidad oficial, pretende el gobierno, dizque negociar la paz. Y la sociedad muda. Comiendo cuento y tolerando la impunidad e irresponsabilidad. Son aristas del no futuro.

Impunidad y desgobierno

MARCOS SILVA MARTINEZ

La comunidad en general, se habituó en convivir con la impunidad, la corrupción y el desgobierno. Hay silencio cómplice e impunidad social.

No pocos jefes y subalternos de instituciones del estado, cuya razón de su existencia es el control y regulación de la actividad de los ciudadanos, dentro del marco legal, por lo general dan palos de ciegos, cuando no se convierten en conniventes de las irregularidades y el crimen. Hay casos a porrillo, en todo el país.

El espectáculo que recrea a muchos políticos, ejecutando el saqueo del presupuesto público, para hacerse elegir o nombrar en altas posiciones, es común en todos los niveles.

La vía más expedita es la contratación pública. El congresista, el diputado, el concejal, el gerente, el director, el jefe, no se untan. En contados casos dejan huellas que los pueden comprometer.  Los coequiperos y testaferros hacen su oficio con maestría. La impunidad, que supera el 97%, hace el resto.

No importa el costo de la obra. No importa que roben. Lo importante es que hagan algo, ya es común oír de la gente. Por eso estamos como estamos.

La sociedad civil se habituó a tolerar, a consentir, a no hacer respetar sus derechos.

Muchos gobernantes y politiqueros hacen lo que les viene en gana, no para beneficio del interés general, sino de los círculos de poder y su entorno plutocrático. Sin embargo los reeligen.  Hay contadas excepciones.

Por eso el auge y aclimatamiento del narcotráfico, la corrupción y la impunidad.

Los desplazados, siguen como tal, no obstante la Ley de Justicia y Restitución.

La mayoría de los entes estatales estén en quiebra. En particular, hospitales, clínicas, Fosyga. El sector salud colapsado, mientras unos pocos delincuentes disfrutan los dineros saqueados, sin que el estado ejerza autoridad, a favor de los afiliados. Las vías intermunicipales y urbanas colapsadas, mientras unos pocos avivatos se apoderan de los peajes y del patrimonio público. La justicia está más ciega y torpe y corrupta. Los últimos hechos no dejan duda.

El negocio de la educación, a la deriva en calidad y pertinencia, sin que el estado se atreva a imponer orden.

Con semejante desolador horizonte de desorden e irresponsabilidad oficial, pretende el gobierno, dizque negociar la paz. Y la sociedad muda. Comiendo cuento y tolerando la impunidad e irresponsabilidad. Son aristas del no futuro.