La Nación
COLUMNISTAS

Intentar algo nuevo…

Según estima la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), en Latinoamérica y el Caribe existen muchos emprendimientos pero en su mayoría informales  y no originales; de ahí la urgente necesidad de mejorar la capacidad de los emprendedores para innovar con productos y servicios escalables y de mayor valor. En la región erróneamente se ha enfatizado en enseñar planes de negocios y no en desarrollar el aprendizaje en áreas del conocimiento esencial e indispensable para generar una base de innovación: Lectura Crítica y Ciencias, esto para comprender mucho mejor los principios de la innovación tecnológica. Es Barbados, según la Unesco, el país caribeño con mejor índice en alfabetismo y el mejor índice en innovación. La Red Caribeña para la Investigación y el Emprendimiento y la Innovación, promueve el progreso económico de los países a ella vinculados a través de la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación, en proyectos orientados a resolver necesidades endógenas.

La formación de emprendedores es un aspecto crítico en la innovación exitosa. El programa de formación de emprendedores debe estar orientado a que estos forjen sus conocimientos, habilidades y destrezas en prácticas diseñadas para enfrentar  un mercado abierto y competitivo. Los centros universitarios y de educación se han de convertir en auténticos laboratorios en donde se permita a los estudiantes desarrollar la creatividad y la capacidad de innovación. Con programas de mayor alcance se debe fomentar el emprendimiento asociado al conocimiento en todas las carreras, así como el trabajo en equipo y el intercambio de experiencias.

Además de  aprendizaje del conocimiento esencial en el campo tecnológico, como por ejemplo: nuevos lenguajes de programación, experimentación en biología molecular o estudios sectoriales, junto al  aprendizaje del idioma inglés de calidad, es fundamental para el emprendimiento innovador el derecho a explorar, disentir y fracasar. Como bien lo indicara Einstein: “Quien nunca ha cometido un error, nunca ha intentado algo nuevo.”  Por otra parte, la promoción del emprendimiento y la innovación como valor contribuirá a formar una sólida cultura emprendedora.

El proceso de formación de emprendedores debe involucrar a quienes resulten ser responsables del diseño de políticas públicas para que, conscientes de la importancia de desarrollar la capacidad para emprender e innovar en la sociedad, aporten eficazmente, al esfuerzo colectivo por obtener una  mejor calidad de vida. Por último, con el desarrollo de un ecosistema de apoyo a la innovación y el emprendimiento que cuente con unos clúster insertados en el mundo empresarial, se facilitará aún más al emprendedor obtener mejores relaciones con sus clientes, trabajar mancomunadamente con los proveedores, acceder a fuentes de financiación y conquistar nuevos mercados.